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martes, 7 de febrero de 2017

Lagos, hielo, selfies y mentecatos

Una bella estampa invernal, la del lago Ercina congelado, de la que algunos no supieron disfrutar

 

Vista general del lago Ercina, casi congelado por completo. FOTO: JAVIER CASO

Por Javier G. Caso

La invernal y espectacular imagen de un lago Ercina casi congelado por completo tuvo su peor cara el pasado domingo 22 de enero cuando unos descerebrados decidieron convertirlo en una especie de pista de hielo como las que, durante las pasadas navidades, estuvieron instaladas en Oviedo y Gijón. Y claro, el hielo del Ercina se quebró bajo sus pies y hasta siete personas terminaron empapadas. Los mismos domingueros que son capaces de subir a un niño a lomos de una vaca mientras está tranquilamente tumbada en una campera para hacerle una foto a su retoño, o quienes son capaces de hacer la ruta del Cares en alpargates, son los que ahora se deciden a ir más allá adentrándose en un lago de montaña parcialmente congelado.

En fin. Allá cada uno. Pero ni el espesor del hielo, ni el lugar son los adecuados para hacer una tontería así. Soy de los que pensaba que en el lago Ercina, el más pequeño de los Lagos de Covadonga no hay profundidad suficiente como para cubrir por completo a una persona adulta; de ahí que cuando se supo que varias personas se habían precipitado al lago tras hundirse el hielo que pisaban, tan sólo pensé: bueno, los pies mojados o como mucho empapados hasta la cintura. Un chapuzón no deseado y que espabilen. Pero no. Resulta que hay puntos concretos del Ercina en los que puede haber hasta dos metros de profundidad. Y eso ya son palabras mayores. Si alguien se hunde justo ahí, igual no sale. No digamos nada si esa tochura de caminar sobre el hielo, alguien decidiera llevarla a cabo en el lago Enol, con profundidades de hasta 24 metros.

Lo cierto es que vivimos tiempos de locura. Los autorretratos fotográficos, los populares selfies, unidos a un cierto afán exhibicionista al que luego damos carrete en las redes sociales, es lo que suele estar detrás de todas estas pijadas. Ya no vale fotografiarse con un lago helado detrás. No. Ahora lo que mola es hacerse la fotito sobre el mismo lago. Verás que envidia le vamos a dar a los colegas y, al mismo tiempo, verás los muchos me gusta que sumaremos de nuestros seguidores en Facebook o Instagram. Por fortuna no pasó nada. Como mucho una buena moyadura y, a buen seguro, un constipado. Pero, por favor, seamos serios. Se trata de un Parque Nacional, el de los Picos de Europa. Y si el baño está prohibido en Los Lagos de Covadonga, una medida más o menos discutible, tal y como advierten un buen número de carteles, ¿ hace falta que también se coloque una señal que diga expresamente que tampoco se puede pasear sobre sus aguas congeladas? Esto no hay quien lo entienda. Se supone que nunca hemos estado tan bien informados como ahora. Sin embargo, luego la peña actúa y se comporta como auténticos ignorantes.

Vista general del Lago Enol, con aves acuáticas sobre el agua. FOTO: J. C.

 
Una focha del Ercina, en aguas del lago Enol. FOTO: J.C.

Debo estar haciéndome mayor. Contemplar días atrás el Ercina congelado, lejos de invitarme a a cruzarlo como a esos desaprensivos, no sé si con la idea de imitar a algún explorador del Ártico, tan sólo me llevó a recordar una anécdota que recuperé de la novela Tomates verdes fritos en el Café de Whistle Stop, que leí hace ya unos años. Una de sus personajes, una señora mayor, contaba una leyenda genial: hablaba de la súbita congelación de un lago en Alabama. Y de cómo los patos que lo habitaban, lejos de morir de frío allí atrapados, salieron volando y se llevaron el lago con ellos hasta el vecino estado de Georgia. En el caso del Ercina, antes de que se llegara a helar por completo, las fochas que lo habitan todo el año, lo que hicieron fue huir del hielo y trasladarse hasta el vecino lago Enol sobre el que se las podía ver nadar tranquilamente. Ni estas aves acuáticas que pesan bastante menos que una persona, osaron pisar y caminar por la superficie helada del lago Ercina. Por si acaso.

 

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