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sábado, 11 de noviembre de 2017

Una exposición recuerda el bombardeo de Cangas de Onís cometido por la Legión Cóndor hace 80 años

"Cangas bajo las bombas, 1937"


La muestra fotográfica, que se nutre de fondos de la Biblioteca Nacional, se expone en la Casa Municipal de Cultura canguesa hasta el próximo 10 de marzo e incluye medio centenar de instantáneas


Alejandro Fernández, comisario de la exposición, durante el acto inaugural. FOTO: JAVIER G. CASO


JAVIER G. CASO

No queda más que felicitar al historiador cangués Alejandro Fernández Martínez por su iniciativa, la exposición fotográfica “Cangas bajo las bombas, 1937”, que este viernes quedaba inaugurada en la Casa Municipal de Cultura donde permanecerá expuesta hasta el 10 de marzo del próximo año.
La inauguración, con gran asistencia de público lo que demuestra el interés despertado por esta exposición, llega 80 años después de aquel bombardeo llevado a cabo por los aviones y los cañones de la Legión Cóndor, que apoyaban el avance de las tropas franquistas en su avance por tierras asturianas tras superar la resistencia que el ejército republicano opuso en la Batalla del Mazucu


Hacía tiempo que Alejandro Fernández había puesto su punto de mira como investigador en el bombardeo de Cangas de Onís, al que ya había dedicado un artículo en el libro de las fiestas de San Antonio del año pasado, si mal no recuerdo. Está claro que el asunto le enganchó a la vista de los resultados: y es que su tenacidad investigadora es la que ha hecho posible esta exposición. Tras consultar el catálogo de la Biblioteca Nacional supo de la existencia entre sus fondos, de tres cajas de fotografías bajo el título: “Cangas de Onís (Asturias). El pueblo destruido (Cajas I, II y III) En total 124 instantáneas tomadas los días 11 y 12 de octubre de 1937 por algún fotógrafo del Servicio de Prensa y Propaganda del bando franquista. 
Con esos datos, nadie se hubiera resistido y este joven historiador cangués se plantó en Madrid a consultar esas fotos de las que ahora se exponen medio centenar de ellas, muchas de ellas. Que este exposición haya conseguido ser una realidad es algo que hay que agradecer tanto al propio esfuerzo investigador de su organizador y promotor, Alejandro Fernández, como al apoyo recibido desde el Ayuntamiento de Cangas de Onís que financió la adquisición y la reproducción  de las fotografías originales de la Biblioteca Nacional.

Varias de las fotos expuestas. FOTO: J. CASO


Las fotos expuestas dan cuenta del grado de devastación sufrido por la capital canguesa, que tal y como  explica Alejandro Fernández fue bombardeada “al menos en cuatro ocasiones, los días 6 y 15 de septiembre y, también, 6 y 9 de octubre”. Unos bombardeos reconocidos por “los propios partes de guerra de la Legión Cóndor”, añade Fernández en alusión a la unidad militar que Hitler envió a España en apoyo del bando sublevado. Un recorrido por la exposición permite comprobar los daños sufridos en algunos puntos concretos de la capital canguesa: en la zona del mercau, donde el Palaciu Pintu quedó destruido por completo, así como varias casas en la calle San Pelayo. Otros edificios que también sufrieron daños fueron el propio ayuntamiento, la estación del tranvía a Covadonga y el inmueble del desaparecido Hotel Santa Cruz, en la esquina situada junto al ayuntamiento en el lugar que ocupa el edificio del Banco Sabadell.

Un visitante contempla una de las fotos. FOTO: J. G. CASO
Cuando se cumplen ocho décadas de aquel suceso, Alejandro Fernández explica que, a día de hoy, “nadie duda ya de que la versión más veraz es la del bombardeo”, comenta en alusión al cruce de acusaciones que los dos bandos habían mantenido en plena Guerra Civil. Mientras el bando franquista, añade este historiador, responsabilizaba de la destrucción de Cangas de Onís a “las hordas marxistas, que en su retirada arrasan con todo, practicando una política de tierra quemada”, desde el bando republicano se aseguraba lo contrario. La responsable de la destrucción había sido la Legión Cóndor que, apunta Fernández, “bombardea Cangas de Onís y comete el mismo crimen que en Gernica”.


En su artículo “A 80 años vista”, incluido en el tríptico de la exposición, Alejandro Fernández ofrece algunos datos relativos al número de edificios destruidos y asegura que varían en función de las fuentes consultadas. “Desde los 52 edificios derruidos en Cangas y las 9 casas en Corao,  como propone Fernando Fernández Rosete, a los 100 que determina la Causa General”.

Militares franquistas, en la Avenida Covadonga. Reproducción JGC


Las propias tropas franquistas, como se puede ver en una de las fotografías expuestas, desfilaron entre ruinas por la Avenida de Covadonga. El grado de destrucción sufrido por la capital canguesa fue tal, que tal y como explica Fernández en su artículo “el 14 de julio de 1943 Cangas de Onís es adoptada por el Caudillo”, comenta en alusión a la reconstrucción llevada a cabo por el Servicio de Regiones Devastadas, un órgano creado por el bando franquista en 1938 y que, una vez acabada la Guerra Civil “adoptó a las poblaciones en las que la destrucción había afectado a casi la totalidad de los bienes de uso público y de los destinados a servicios en la localidad”. El requisito para esa adopción, tal y como tuvo que haber pasado en el caso de Cangas era que, detalla Fernández, “la destrucción afectase al 75% del lugar”.

Un buen número de las fotografías ha sido posible localizarlas e identificarlas, pero hay algunas que exigen un mayor esfuerzo. Tal y como comentó Alejandro Fernández durante el acto inaugural, en el que ejerció como guía en un recorrido por la exposición, cualquier ayuda a la hora de identificar los lugares fotografiados o incluso a algunos de los personajes que aparecen en varias de las instantáneas será “bienvenida”. No queda más que animar a visitar esta exposición que nos transmite las terribles consecuencias de la guerra, unos hechos que, como me comentaba el comisario de la exposición” siempre conviene recordar y conocer para evitar que puedan volver a repetirse”. Gracias Alejandro por este regalo para todos los cangueses y en particular para aquellos que, sean de donde sean, aman la fotografía histórica.