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viernes, 6 de septiembre de 2024

Santi de la Vega, de Covadonga a Petra y de los Picos al Himalaya

 

Sus paisajes más próximos y otros que conoció en sus viajes protagonizan la mayoría de las instantáneas que componen “Arraigo”, la primera exposición monográfica del fotógrafo cangués


Santiago de la Vega, junto a su foto dedicada al Picu Uriellu e incluida en la exposición "Arraigo". FOTO J. G. CASO

Por Javier G. Caso

 Hablar de fotografía en Cangas de Onís en estos momentos, nos remite a nombres como José Allende Marcos, Pin, ganador de la sección Alpinismo en la edición XXIX del Memorial María Luisa, celebrada en 2019 con una fotografía titulada “Marble ice” y que realizó en Islandia. En aquella expedición, Pin estuvo acompañado por otro fotógrafo cangués, Santiago de la Vega, Santi, quien acaba de inaugurar esta tarde su primera exposición monográfica. Lleva por título “Arraigo” y puede visitarse en la Casa Municipal de Cultura de Cangas de Onís hasta el próximo 4 de octubre.




El Puentón de Cangas de Onís/ Cangues d´Onís, fotografiado por Santi de la Vega. FOTO: J. G. C.


 Se trata de una exposición compuesta por medio centenar de instantáneas. Elegirlas, nos confesaba Santi cuando lo entrevistamos para TPA Noticias, no fue una tarea sencilla. Tuvo que escogerlas entre las miles de fotos que atesora en una decena de discos duros. Un rápido vistazo a la muestra nos permite una primera conclusión: la montaña es el escenario favorito del fotógrafo cangués. Hay fotos de lugares tan dispares y lejanos como Los Picos de Europa, los Alpes y hasta la cordillera del Himalaya donde ha retratado cumbres tan emblemáticas como el mismísimo Everest. Y otro tanto ocurre con el paisanaje que puebla y protagoniza varias de las instantáneas. Aparecen elaboradores de queso gamonéu del valle como Alberto Martínez, de la quesería Priena, de Corao o Juan Sobrecueva. La foto de este quesero es la protagonista del cartel de la propia exposición y de todas las expuestas, ésta es la favorita de Santi de la Vega, como él mismo nos reconocía esta mañana mientras terminaba de montar “Arraigo”. En la muestra también aparecen pastores de la Montaña de Covadonga como Antonio Fernández, “Antonín, el de Gumartini”. Pero también hay alguno de Extremo Oriente, del remoto Kirguistán, que aparece a caballo acompañando a un rebaño de yaks. Santi, que ha viajado lo suyo, también nos muestra lugares tan singulares como la mítica Petra, o una cueva de Islandia. Algunas fotos muestran algunos de nuestros monumentos más emblemáticos, como el Puente Romano de Cangas de Onís, el Puentón, que además da nombre al barrio en el que se crió el propio De la Vega. O la basílica de Covadonga, protagonista también de una foto única, la de la aurora boreal que el fotógrafo cangués logró captar con su cámara el pasado mes de mayo, tanto en el Santuario de la Santina como en Los Lagos de Covadonga. De Los Picos de Europa hay una amplia muestra de fotografías, entre ellas una del Picu Urriellu, la cumbre más emblemática del Parque Nacional. Algunas de esas fotos son nocturnas. Hay muchas instantáneas más, también las utilizadas en los carteles anunciadores de varios de los documentales del director Alex Galán, con quien Santi de la Vega colabora como responsable de foto fija. Pero lo mejor, desde luego, es acercarse hasta la Casa de Cultura canguesa y disfrutarlas.















viernes, 21 de junio de 2024

Paseos y dibujos: de la lectura de “Antes de que dejemos de conocernos”

 El libro de Fran Beran, editado por el ayuntamiento, es un retrato coral de la sociedad canguesa al que se unen otros dibujos de rincones y calles de la ciudad de Cangas de Onís


Portada del libro  "Antes de que dejemos de conocernos". Foto. J. G. Caso


 Por Javier G. Caso:


“Antes de que dejemos de conocernos”. Este es el título del libro del artista y dibujante cangués, aunque nacido en Gijón, Fran Beran. Editado por el Ayuntamiento de Cangas de Onís, la publicación se presentaba este pasado lunes, 10 de junio, en el salón de actos de la casa de cultura.

Los dibujos, tanto los de las más de 186 personas que aparecen en el libro, como los que dan cuenta de distintas calles y rincones de Cangas de Onís, son el resultado y el fruto de un trabajo de más de tres años. Su detonante fueron los paseos de su autor por la capital canguesa. Ese pasear a diario, ese callejeo, se tradujo en todos esos dibujos con los que Fran Berán ha inmortalizado con maestría a representantes de varias generaciones de cangueses  con los que se cruzaba a diario y a cualquier hora.

Fran Beran y Paco Pantín en la presentación de "Antes de que dejemos de conocernos". Foto: J. G. C.


El autor, ante la casa de cultura de Cangas de Onís, posando con su libro. Foto: J. G. Caso

 Sabíamos de su gran nivel artístico. Fran Beran es autor de numerosos carteles dedicados a muy distintos temas locales: desde las fiestas de San Antoniu, los carnavales, el día de Asturias u otras citas festivas locales. También ilustró folletos turísticos, como aquel que le encargó Ramón Hevia cuando era presidente de la asociación Iniciativas Canguesas de Turismo ( INCATUR) y que incluía un minucioso dibujo de la ciudad de Cangas de Onís con sus casas, sus calles y sus principales monumentos. Hablamos de un folleto que el propio Ramón Hevia mostró a los asistentes a la presentación del libro de Fran Beran y que sirvió para recordar su trayectoria y sus obras,la mayoría de los cuales realizó de forma desinteresada.

Siempre fue mucho Fran de dejarse ver por Cangues. Desde que se jubiló sus paseos fueron a más y es raro no cruzarse con él casi a cualquier hora. Hace cosa de tres años decidió salir a la calle acompañado de un bloc y de un rotulador negro. Así nacieron sus primeros dibujos. Del rotulador, y sin dejar de dibujar a mano, un detalle que recalca para evitar malentendidos, Fran pasó al dibujo digital, con lápiz y en el que el cuaderno de cartulina fue sustituido por la pantalla de un ipad. “Pero sigo dibujando a mano, que conste. Aunque lleve mis dibujos en el móvil con el que fotografío a mis personajes, no hay ninguna aplicación que haga esos dibujos ella sola”, advierte el artista.

 Su libro aúna paisanaje y paisaje con dibujos que dan cuenta de esas calles en las que desarrollan sus vida las personas a las que dibujó. Unos dibujos, que no quiere calificar de retratos y que no se terminan, espera, en este libro que acaba de ver la luz. Confía en darles continuidad en un segundo volumen. Por eso sigue paseando y dibujando; de hecho ya tiene hechos más de sesenta dibujos de otros tantos cangueses de cara a un próximo libro. Ahora todo resulta muy sencillo. Al principio, a quien elegía por la calle, tenía que explicarle por qué le quería hacer una o varias fotos. Era eso o hacerlos posar durante horas, algo imposible. A estas alturas ya no hace falta que explique que esas imágenes las toma para luego realizar un dibujo de esa persona. Todo el mundo conoce su proyecto artístico. Por eso son muchos los que quieren ser dibujados por Fran Beran y así se lo hacen saber. De algunos, reconoce, casi no sabe ni cómo se llaman. Pero, por una u otra razón, decidió dibujarlos. Es una forma, reconoce Fran, de dejar constancia de “esa gente que te encuentras por la calle, de la que no recuerdas su nombre y tienes que buscar a un conocido común para preguntarle.” Y es que a veces, tal y como expresa el autor en el texto de la contraportada de su libro en cuantas ocasiones, y en cuantas conversaciones con algún vecino no solemos preguntarnos “¿qué sería de aquel que siempre nos saludaba en el bar? Sí hombre, siempre con una chaqueta gris y camisa de cuadros y pidiendo un vino de la casa. ¿Cómo se llamaba?”

Por eso, y en cierta forma Fran ha puesto, nos ha puesto, deberes a sus lectores. Los personajes dibujados tan solo van acompañados de su nombre, en muchos casos su diminutivo. “Sin comentario alguno”, apostilla en la contraportada. “Quien quiera añadir algo más tiene a su disposición un espacio debajo para hacerlo”, añade Beran. La escritura de esa particular reseña tiene todo su sentido si nos atenemos al título del libro: “Antes de que dejemos de conocernos”. Y qué mejor forma de recordar a todos esos vecinos que dedicarles unas pequeñas líneas en las que cada uno dejemos por escrito, por ejemplo, su nombre completo, sus apellidos, oficio, parentesco...En fin, lo que se nos ocurra. En mayor o menor medida los conocemos a todos. En muchos casos no faltarán anécdotas o sucedidos que conozcamos de esos personajes. Dejarlos por escrito al pie de cada dibujo como nos propone Fran, es una idea genial. Seguro que más de uno se ha decidido a coger el boli para escribir un pequeño perfil de cada personaje. Otro tanto se puede hacer con los dibujos de las calles y rincones de Cangas de Onís que ilustran las páginas del libro y que seguro que también inspirarán no pocos recuerdos a cualquier cangués.

En definitiva, toca dar la bienvenida a este libro tan original y también solidario. A propuesta de su autor el Ayuntamiento de Cangas de Onís ha decidido no regalarlo. Todos los ejemplares editados, unos 200, se han cedido al colectivo local Rosa Palo para que los venda. Y todo lo recaudado con la venta de “Antes de que dejemos de conocernos” irá destinado a la investigación del cáncer de mama. Enhorabuena a Fran Beran por ese gesto y por este libro, todo un retrato coral de la sociedad canguesa del que ya esperamos ansiosos una nueva entrega.













martes, 19 de marzo de 2024

Celsín


Adiós a un cangués entrañable


Celso, entrando con el ramu en la iglesia el día de San Antoniu. Foto J. G. Caso




Cangas de Onís, martes 19 de marzo de 2024:

Por Javier G. Caso:

 La parca no descansa. Este domingo se llevó a uno de los buenos, a una persona que derrochaba carisma: Celso Fernández Sangrador, Celsín el de la Sifonería. Quedé helado cuando Pepillo Remis me preguntó si sería cierto que había fallecido. Por desgracia la fatal noticia se confirmaba poco después. Te enteras del fallecimiento de alguien conocido y apreciado, haces memoria, y los recuerdos bullen por doquier. ¿Qué decir de Celso? 

 Lo recuerdo repartiendo bebidas por Cangas de Onís con su camión. Celso era el que repartía la gaseosa La Casera, la leche Lagisa y la tónica Schweppes. Por supuesto, tambien sifones. Nació y creció en la canguesa calle de San Pelayo. Al pie del negocio familiar: una Sifonería. De aquel local, cuando las máquinas envasaban los sifones, salía un ruido, un soniquete que, durante años y años, vino a ser algo así como la banda sonora de ese rincón cangués.

 Aquel negocio de bebidas, hace años, se transformó en una casa de comidas y siguió conservando su nombre: “La Sifonería”. De hecho sus paredes estaban adornadas con la colección de sifones que Celso fue atesorando a lo largo de toda su vida. Algunos, llegados desde muy lejos, fueron regalos de amigos; unos conocidos que sabían de su pasión y apego por estos envases. En el negocio hay también un sinfin de dibujos, fotos y otras referencias visuales acerca del sifón. Celsín nunca había sido hostelero, sin embargo con su capacidad y maestría para las relaciones públicas, se convirtió en el referente de un negocio familiar en el que ejercía de perfecto anfitrión junto a sus hijas. No desvelaré su secreto, del que seguro que habrá quedado algún rastro en los libros de reservas del restaurante, pero a los clientes conocidos, por muy liados que estuvieran en la Sifo, Celso siempre encontraba la forma de buscarles acomodo y de conseguirles una mesa.

 De la mano de Celsín y de Marga, su fiel escudera, así como de sus tres hijas, nacieron los premios Sifón de Oro, un galardón cuyo objetivo es premiar y distinguir a personas e instituciones que hayan destacado por su labor en pro de Cangas de Onís. Y es que Celso era muy, pero que muy cangués. Ejercía de ello en su vida diaria, implicándose en multitud de actividades. Siempre juntos, tanto él como Marga, formaron parte durante mucho tiempo de la directiva de la Sociedad de Festejos San Antonio ( SOFESA), que organizaba las fiestas patronales. El 13 de junio, el día de San Antoniu, Celso no fallaba a la hora de portar a hombros el ramu de pan de la calle San Pelayo acompañado de otros vecinos, entre ellos los Fifos: José Luis, Fredi, David e Isaac. Sobre su cabeza lucía su montera picona, la misma que sus familiares colocaron sobre el féretro en compañía de un sifón, siempre adornada con una pinza, emblema de la fiesta de la calle San Pelayo, de la que Celso fue uno de sus principales impulsores. Aunque acaba con una verbena, el origen de la fiesta de la pinza fue una merienda popular en plena calle en la que siempre participaron los vecinos y también los turistas que se arrimaban.




Celsín, a la derecha, junto a Jose Luis, el Fifu, con el ramu de 2012. Foto J. G. Caso 



Celso, entre Juanín Grech y Queta, homenajeados en la fiesta de la pinza de 2004.

Celso y Josefina García, con Jesús Ania y Esther Blanco, en la fiesta de la pinza de 2009


Otra de la fiestas favoritas de Celso era el Antroxu. Era de los que siempre se disfrazaba el martes de Carnaval, ya fuera en solitario o en compañía de sus amigos. En los últimos años, ya jubilado, Celsín se convirtió en el percusionista de la Agrupación de bailes Picos de Europa. Allí donde actuaban, allí estaba él, feliz, dándole al bombo. Antes, y durante muchos años, también formó parte del Coro Peña Santa de Cangas de Onís. Por eso digo que era un cangués activo y, además, una persona interesaao por la promoción de la Cultura en el ámbito local. Desde su negocio se impulsó el concuso de dibujo escolar “Pinta un sifón”. Los últimos años también organizaron hubo multitud de presentaciones literarias, recitales de poesía, festivales de tonada, actos todos ellos desarrollados en el restaurante “Al pie de un sifón” y para los que Celsín y Marga contaron con la colaboración de su gran amigo y cangués de adopción Luis Salcines. Como ya han dicho muchas personas a lo largo de los últimos días desde que se conoció su fallecimiento; está claro que Cangas de Onís le va a echar mucho de menos. Porque vamos a ver Celso; sin ir más lejos, cuando llegue a Cangues la próxima Cabalgata de los Reyes Magos, ¿quien ayudará al rey Melchor?

Andrés y Ana González Carretero, abrazados al rey Melchor.


A continuacion reproduzco íntegra la entrevista que le hice a Celso en 2013 como pregonero de San Antoniu y que salió publicada en el libro de las fiestas patronales de Cangas de Onís de ese año.


 “Soy un repartidor de bebides. Fue lo que hici durante 35 años”



Celsín, en un rincón de su querida Sifonería. FOTO: J. G. CASO


JAVIER G. CASO

CANGAS DE ONÍS

Al pregonero de las fiestas de San Antoniu de este año, Celso Fernández Sangrador, en Cangas de Onís todos le conocen por Celsín, el de la Sifonería. No es para menos. Vino al mundo hace 65 años en la muy canguesa calle de San Pelayo, en el primer piso del edificio que aloja en su planta baja el negocio familiar. “Nací aquí encima, a la parte de arriba de esi ventilador”, comenta con sorna nuestro pregonero al inicio de esta entrevista. Fundada allá por 1896 y sin necesidad de cambiar de nombre, hace 19 años, la Sifonería se transformó en una tienda bar, un negocio que en este tiempo ha logrado convertirse en un local de referencia dentro de la hostelería canguesa. A ello ha contribuido, no cabe duda, Celsín. Ahora, ya jubilado, se limita a “echar una mano” a sus hijas, que son las que llevan el negocio.


La Sociedad de Festejos de Cangas de Onís te ha elegido para dar el pregón de las fiestas de 2013, ¿cómo lo valoras?

Nunca me lo hubiera imaginau y me siento muy honrau. Me imagino que será por mi implicación en les fiestes. Llevo toda la vida metíu en alguna historia de San Antoniu. También estuvi en la comisión y mi mujer, Marga, todavía estuvo más años que yo. Estoy muy contentu.

Este año serás el pregonero y tu vinculación con las fiestas patronales viene de mucho atrás; pero lo cierto es que no hay evento festivo en Cangas de Onís al que le hayas dado la espalda.

Pues sí; siempre colaboré con la Cabalgata de Reyes y tampoco fallé nunca en el Carnaval. De hechu, James Fernández Mcclintock hizo un estudio sobre los carnavales en el Norte de España y se centró en el nuestru grupo de Carnaval. Daba conferencies por tou el mundo, luego mi mandaba postales y mi decía: “¡mira Celso, ya te conocen en Japón!” También fui presidente de la Asociación de Padres durante tou el tiempu que les mis hijes estuvieron en la escuela. Y haz años anduvi metíu en la organización de la Subida a Enol. La verdad é que siempre mi gustó estar metíu en alguna actividad.

¿Cómo va a ser su pregón?

La idea é que sea emotiva y sentimental, así que igual hay que tener un kleenex a mano, por si acaso (risas).

¿Qué destacarías de las fiestas de San Antoniu?

Pues que sean unes fiestes abiertas a tou el mundu, sin olvidar que el motiva de una fiesta de cualquier puebla es que la discuten los vecinos. No i encuentro ningún sentidu a eso de hacer la fiesta pensando en los que van a venir de fuera. Les fiestes de San Antoniu nunca perdieron su esencia. Ves programas de hace 100 años y la fiesta era igual, como comprobamos cuando preparamos el dossier para que la declararan Fiesta de Interés Turístico Regional.

¿Crees que les falta algo?

No echo nada de menos. Siempre hay alguna cosa complementaria. Son unes fiestes muy completes en les que la tradición se complementa con eses torees verbenees que son una poca de espectáculo y con torees actividades: deportes, teatro…

Si tuvieras que elegir algún momento concreto de nuestros festejos, ¿qué me dirías?

Me quedo con el día de San Antoniu, desde las 11 de la mañana hasta las seis de la tarde. Para mí la misa y la procesión es lo más grande de toes les fiestes. La misa de San Antoniu é una maravilla: Hay una gran solemnidad y el coro Peña Santa canta en latín la Pontifical de Peruzzi, que es preciosa. San Antoniu va muchu más allá de lo religiosu. Vas a la novena y ves allí a gente que ni te lo imaginas.

¿Y la Joguera?

Nunca la salté.

¿Cómo valoras la comida popular que se celebra en el Campu San Antoniu al finalizar la procesión, la subasta y la quema del xigante?

La comida en el robledal é una de les grandes novedades de los últimos años. Antes no se hacía y es algo que realza la fiesta.

Parece que la Jira vuelve a ir a más.

También se recuperó después de unos años de itinerancia; y no triunfó hasta que volvió otra vez a Contranquil.

Una fiesta como San Antoniu, ¿la vives ahora igual que cuando eras más joven?

Ahora disfrútola más si cabe; con 20 años es una fiesta, pero ahora la sientes y la disfrutas muchu más. Vas cogiendo una sensibilidad muy distinta a la que te da la fogosidad de la juventud.

Desde hace muchos años eres de los que porta a hombros el ramu de la calle San Pelayo, ¿cómo nació esta iniciativa?

Por un vecinu que quería hacer un ramu y no sabía. Como eso era difícil, apostamos por hacer unu que abarcara a todos los vecinos de la calle San Pelayo. Coincidió que aquel añu había varios que estaban jorobadinos. Al principiu les peticiones iban entre el ramaje del ramu. Allí metíamos el papelín. Ahora la gente aporta al ramu por aportar, sin necesidad de pedir nada; o no lo dicen (risas). Y el que quiera seguir metiendo el papelín, puede hacelo porque es confidencial.

¿El ramu sigue siendo solo de los vecinos de la calle San Pelayo?

Ahora participa gente de tou Cangues y cada unu da lo que quier.

¿Hay algún ceremonial en la preparación del ramu?

Les flores colocámoles por la mañana el mismu día de San Antoniu, pero les hojes de roble ya se colocan la víspera de San Antoniu por la noche. Al principiu hacíamos algo de fiesta mientras confeccionábamos el ramu; había pinchos y tomábamos algún cacharro. Recuerdo un añu que llovió y no aparecía ni Dios a la hora de hacer el ramu (risas).

¿Se siente algo especial al subir el ramu año tras año?

Pa mi é algo así como la ITV. Cuando llego a la iglesia de Cangues de Arriba después de subir la Carreterona siempre me digo: ITV pasada. Y espero que mi quede cuerda pa muchos años más. Solu lu llevamos tou el caminu José Luis el Fifu y yo, pero también nos ayudan sus hermanos y algunu más.

Pesar, debe pesar lo suyo, ¿no?

La verdá é que no sabemos lo que pesa el ramu; pero é muchu. Y muy altu porque al salir de la iglesia al principiu de la procesión tenemos que doblar les rodilles. Recuerdo un añu que andaba yo con lumbago y va David el de Fifi y díjomi: “Celso, tu tranquilu, lleva el ramu, que yo solu pongo el llombu” (risas).

¿Qué relación tienen el ramu de San Pelayo y la fiesta de la pinza?

La fiesta de la pinza surgió a partir del ramu hará más de veinte años ya. El primer añu los donativos superaron el coste del ramu y, con lo que sobró. Decidimos organizar una fiesta. Además nos venía muy bien que San Pelayo sea el 26 de junio. Fue una forma de hacer unión entre el vecindariu de nuestra calle. La de la pinza é una fiesta popular y que se haz sola. El músicu cobra lo que sobra y todos los vecinos y los bares traen pinchos. Los vecinos solu armamos les meses que nos pon el ayuntamiento. La fiesta de la pinza, que é una fiesta pequeña, trájola San Antoniu.

Llevas toda una vida ligado a la Sifonería, ¿cuándo empezaste a trabajar en el negocio familiar?

La mayor parte de mi vida la pasé repartiendo bebides. Empecé a trabajar a los once años cuando murió mi padre. Primero repartía con un carru, luego ya con el camión. Repartía sifones, pero también gaseosa La Casera y cerveza la Estrella de Gijón. Y la leche de Lagisa, que al principiu había que ir a buscala a Gijón todos los días a las cinco de la mañana porque era del día. Luego hicimos una cámara y ya se traía pa dos días. Por ciertu, el mi camión también se usó muchu pa les cabalgates. Unu que era abiertu era el que se utilizaba para transportar el Belén.

Los más jóvenes conocen La Sifonería actual, un bar tienda; pero su historia viene de largo, ¿verdad?

La Sifonería abrió en el añu 1896 y siempre fue la base del negociu; embotellamos el últimu sifón hará unos 25 años. Ya tenía les críes. La venta de sifones fue menguando de forma paulatina y cada vez era más complicau llenalos. Además había otres alternatives. Tenemos una colección de más de un millar de sifones. Como bar abrimos en 1994.

¿Y qué destaca de esta nueva etapa?

Aparte de tener un pocu de museo, creo que La Sifonería es un local singular en el que sobre todo primamos la calidad de los productos y el tratu al cliente. Ya salimos en revistes y guíes de tou el mundu, de países como Alemania, Inglaterra, Francia, Portugal, Estados Unidos o Japón.

Por lo que me habéis contado tú y Marga, La Sifonería también tiene relación con nuestras fiestas patronales. Cuéntanoslo.

Durante muchos años fue algo así como la sede de la comisión de San Antoniu. Aquí pagábanse los recibos de los socios y se entregaban los libros de les fiestes. Además en la Sifo tenemos un azuleju con un San Antoniu que vino de Marbella.

A lo largo de los últimos años, y hasta tu jubilación, has trabajado como hostelero pero, ¿cómo te definirías?

Me veo como un repartidor. Fue lo que hici durante 35 años.

En los últimos años las distintas comisiones han apostado por personas de Cangas o ligadas a Cangas para pregonar las fiestas de San Antonio. ¿Qué opinión le merece esta decisión?

É importante que sea gente vinculada a Cangues la que de el pregón. Lo demás sería una necedad, por muy importante que sea la persona que se trajera. No tien sentidu traer a alguien a pregonar algo que no conoce.











sábado, 18 de noviembre de 2023

La DOP Gamonéu celebra su 20 aniversario y los científicos del IPLA trabajan en el desarrollo de un fermento autóctono para este queso

Un momento del acto conmemorativo del 20 aniversario de la DOP Gamonéu. FOTO: J. G. CASO

El Consejo Regulador homenajeó a los impulsores y a quienes han formado parte de esta Denominación de Origen Protegida



POR JAVIER G. CASO:

 20 años ya. La Denominación de Origen Protegida (DOP) Gamonéu conmemoró este viernes sus dos primeras décadas de existencia. Lo hizo en un acto celebrado en el Parador de Turismo de San Pedro de Villanueva, en Cangas de Onís. Allí estuvieron muchos de los 22 queseros que conforman el censo de elaboradores de esta joya gastronómica, 18 del valle y 4 de la variedad del puertu.


La conmemoración tuvo dos partes bien definidas y muy distintas. La primera de éllas estuvo referida al futuro del queso gamonéu y pasa por el trabajo que ya han iniciado un grupo de científicos del Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA), dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Como ya hicieron para otras dos variedades queseras asturianas con DOP, el Cabrales y el Afuega el Pitu, de aquí a 2025 y con la inestimable colaboración de los propios queseros, estos investigadores van a desarrollar un fermento autóctono para el queso gamonéu. Los trabajos de campo ya han comenzado aislándose, por el momento, más de 300 bacterias. Ese fermento autóctono está llamado a reforzar el carácter y la personalidad del queso gamonéu.


Tras la presentación de este proyecto científico que contará con financiación europea, del ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y del propio Principado de Asturias, las emociones se adueñaron del acto del 20 aniversario de la DOP Gamonéu. Desde su actual Consejo Regulador se reconoció la labor de las personas que impulsaron y la hicieron posible. Hubo diplomas y distinciones para Margarita González Ardisana, funcionaria jubilada del Principado de Asturias, el veterinario Gerardo Niembro, la que fuera directora general de Desarrollo Rural y Agroalimentación del principado de Asturias, Tomasa Arce, y Alberto Valle Villaverde, en su día concejal de Agricultura del Ayuntamiento de Cangas de Onís y regidor de pastos de la Montaña de Covadonga. La verdad es que fue un reconocimiento muy merecido para todos ellos ya que no fue el poco el trabajo que desarrollaron hasta conseguir que en 2003 se aprobase el primer reglamento de la DOP y naciera su Consejo Regulador Provisional. Arrancó con 9 queseros del valle a los que se unieron en 2007 los 5 elaboradores que entonces hacían queso en el puertu. Por aquel entonces la producción anual estaba en torno a unos 60.000 kilos, que con el paso de los años se han convertido en los más de 144.000 kilos producidos en 2022. También se reconoció la labor desempeñada por Pepi, la administrativa que se encarga de la oficina de esta Denominación de Origen Protegida. El homenaje también se hizo extensivo a todos y todas los que han estado vinculados a la DOP Gamonéu a lo largo de estas dos décadas.


La DOP Gamonéu está plenamente consolidada y la producción de queso gamonéu está llamada a jugar un papel importante en la economía local de los concejos de Onís y de Cangas de Onís en los que se elabora esta variedad quesera. Sin embargo los queseros volvieron a dejar patente una de sus grandes necesidades: disponer de una nueva cueva de maduración colectiva, ya que Cueva Oscura se les ha quedado pequeña. En estos momentos se han iniciado estudios a fin de constatar qué condiciones ofrece la cueva de la Cañada para madurar queso gamonéu. Si son buenas, aún restará darle un buen acceso y acometer obras de acondicionamiento. Ojalá se acometan lo antes posible porque esa nueva cueva sería todo un espaldarazo para los elaboradores.

 

Ibarrola, el artista que inundó de color y de memoria la escollera del puerto de Llanes

El escultor y pintor Agustín Ibarrola, ante la última fase de Los Cubos de la Memoria. FOTO: J. G. CASO


POR JAVIER G. CASO: 


Desde primera hora de la mañana de ayer, tanto la radio como la televisión y la prensa digital daban cuenta del fallecimiento del artista vasco Agustín Ibarrola ( Bilbao, 1930). Más allá de su trayectoria artística, el pintor y escultor también destacó como opositor al régimen franquista, que lo llegó a encarcelar en más de una ocasión. Ibarrola fue de los vascos que se enfrentó a la violencia terrorista etarra y estuvo entre los fundadores de colectivos como la plataforma “Basta ya” y el Foro de Ermua.


En Asturias Ibarrola dejó para la posteridad una obra como “Los cubos de la memoria”, con la que inundó de color los bloques de hormigón que protegen el puerto pesquero de Llanes. Hablamos de una intervención artística que es memoria del arte, del territorio y del propio artista. “Esta obra es importante para mí y muy superior a anteriores trabajos míos”, me comentó Ibarrola con motivo del reportaje publicado en el Dominical de El Periódico publicado el 14 de enero de 2007 coincidiendo con el final de Los Cubos de la Memoria. El artista había presentado esta obra en 2001. Desde las páginas de La Voz de Asturias me tocó informar y dar cuenta de toda su ejecución.


Era Agustín Ibarrola una persona tranquila, que transmitía paz y que, desde luego, disfrutó de su trabajo en Llanes, siempre acompañado de su mujer, Mari Luz Bellido, fallecida en diciembre de 2021. Hasta pintar los 230 bloques de hormigón que componen su obra , Los Cubos de la Memoria le llevaron, acompañdo por un equipo de colaboradores, varios años de trabajo. En en el momento en el que aceptó la propuesta que le hizo el Ayuntamiento de Llanes y en la carta en la que agradecía el encargo, el propio artista los definió como “un mural inmenso que será al mismo tiempo una gigantesca escultura policromada de infinitos escorzos”. Los Cubos se convirteron en todo un reclamo turístico para Llanes, por más que en la actualidad, y desde hace tiempo, pida gritos una intervención a fin de restaurarlos y que puedan, por fin, recuperr todo el colorido que en su día aportó Ibarrola a lo que hasta su intervención no era más que una simple escollera y que él convirtió en una obra artística de primer nivel.



 

sábado, 11 de noviembre de 2023

En recuerdo de Tino

Celestino Rodríguez, "Tino", a la puerta de su nave de Veguellina.
 FOTO: ANA G. CARRETERO


Para nosotros era Tino, el de Veguellina. Sin embargo Celestino Rodríguez Álvarez había nacido en Candemuela, una aldea del municipio de San Emiliano, en la comarca leonesa de Babia, por más que desde hace años hubiera cambiado la montaña por la ribera del Órbigo. Este viernes, una conocida común, nos llamó por teléfono para darnos cuenta de su fallecimiento, una noticia que hemos recibido con gran pesar porque en casa lo apreciábamos mucho. Tino, que tenía 78 años, murió el jueves de forma repentina a cuenta de un infarto.

Tenía una nave ganadera a las afueras de Veguellina de Órbigo, al pie de la carretera que lleva a Villarejo. Lo conocíamos desde hace años de ir por allí a comprarle huevos. Desde su jubilación Tino se pasaba todo el día allí atendiendo sus gallinas y sus conejos. Dejó de tenerlos hace más de un año porque no le compensaba. Estaba pensando hacer lo mismo con las gallinas. La última vez que nos vimos me contaba que el pienso se había puesto por las nubes y que, por más que vendiera alguna docena de huevos de vez en cuando, tampoco le salía muy a cuenta. ¡No disfrutaron poco mis hijos Ana y Andrés con aquellas visitas a la nave de Tino! Si íbamos y había alguna coneja recién parida, les enseñaba las crías. Y si los conejinos estaban algo crecidos y ya se podían coger, siempre les sacaba alguno de la conejera para que lo acariciasen. Incluso les regaló alguno. A ellos y a su prima Carmen. Tino había sido pastor de merinas allá por los puertos de La Cueta de Babia donde siempre había tenido perros mastines para proteger su rebaño. Desde que se instaló en Veguellina, durante muchos años, siguió teniendo algún ejemplar de esta raza, unos perros con los que mis hijos pasaron unos momentos únicos. Tino les enseñó a “halagarlos”, una expresión suya que daba cuenta de cómo había que acariciar a un mastín.

Desde que voy por Veguellina de Órbigo, hace ya más de veinte años, fueron innumerables las veces que pasé por la nave, una visita que siempre se alargaba. Si algo le gustaba a Tino era charlar con quien llegase por allí. Si querías llevarte alguna docena de huevos, sentarse a charlar con él un buen rato era algo obligado. Hablábamos de cualquier cosa. Me contó muchas anécdotas ligadas a sus años de pastor, también algún que otro chisme. En Veguellina se había reconvertido en campesino y Tino atendía con mimo un huerto que tenía al pie de la nave. Fruto de nuestra amistad, cuando llegaba la cosecha, nos regalaba tomates y pimientos. En ese rato que echabas con él siempre aprendías algo, como cuando llegamos y estaba preparando purín de ortigas, del que nos explicó sus grandes propiedades como abono, fungicida e insecticida ecológico. Este verano, en otra visita anterior y después de contarle que había empezado a caminar para bajar el azúcar, me preparó varios palos para que los usase en mis paseos o si iba de excursión. Así lo haré, amigo Tino. ¡Descansa en paz!





 

martes, 13 de junio de 2023

Los Lagos de Marino Lejarreta

Marino Lejarreta, a su llegada a la meta de Entrelagos. FOTO LVA

 Los Lagos de Marino Lejarreta

 El pasado 2 de mayo se cumplieron 40 años del histórico triunfo del ciclista vasco en aquella primera etapa de la Vuelta Ciclista a España con final en Los Lagos de Covadonga


Por Javier G. Caso:


 Arrancaba animado 1983 por Cangas de Onís. El pleno municipal del consistorio cangués declaraba persona non grata al escritor Camilo José Cela por unas supuestas declaraciones suyas insultando a la Virgen de Covadonga, la Santina. Así lo contaba La Voz de Asturias en su edición del 6 de enero de aquel año. Ese mismo periódico informaba de que, también en enero, y en Gijón, se vivía una huelga general contra el desmantelamiento industrial. Ya en febrero, nuestra región volvía a llamarse de forma oficial provincia de Asturias.

Pues bien, ese año, en primavera, en concreto el lunes del 2 de mayo, el concejo de Cangas de Onís vivió un acontecimiento histórico a tenor de su repercusión posterior. La Vuelta Ciclista a España llegaba ese día, por primera vez, a Los Lagos de Covadonga, una cima que se acabó convirtiendo en uno de los puertos más míticos del ciclismo mundial y que a día de hoy suma ya 21 finales de etapa de la Ronda Española. Pero vamos a hablar de aquella primera etapa de la que este año se cumplieron cuatro décadas y en la que se impuso Marino Lejarreta, el Junco de Bérriz. La de 1983 fue la edición número 38 de la Vuelta Ciclista a España, “una de las más bellas y espectaculares”, según se puede leer en la página web de Unipublic, la empresa que organiza esta prueba ciclista desde hace ya muchos años. Fue, además, la primera vez en su historia que Televisión Española (TVE) la retransmitía en directo. Por ese motivo, por todo lo que supusieron aquellas retransmisiones televisivas de sus etapas, es por lo que se considera que 1983 fue el año del relanzamiento de la Vuelta Ciclista a España.

En aquella edición, además, el ganador fue el corredor francés Bernard Hinault, el Caimán, toda una leyenda del ciclismo y que ya había ganado la ronda española en 1978. Un Hinault, a quien el desgaste de la Ronda española le impidió disputar en julio el Tour de Francia de 1983, que llegó a ganar en cinco ocasiones. El ciclista galo lideraba un equipo potentísimo: el Renault- Elf, del que también formaba parte Laurent Fignon. Completaron el podio de aquella Vuelta, Marino Lejarreta, entonces en las filas del equipo italiano Alfa- Lum Olmo y que fue el segundo clasificado. La tercera plaza la ocupó el fallecido Alberto Fernández, del equipo Zor. Participaron en aquella Vuelta 100 corredores de una decena de equipos, entre ellos algunos inolvidables como el Kelme, el Renault, el Reynolds, el Teka, el Hueso, Zor, Alfa- Lum…A diferencia de ahora, que se disputa en septiembre, por aquellos años la Vuelta a España se celebraba en primavera y la edición de 1983 se desarrolló entre el 19 de abril y el 8 de mayo. La que acabó en Los Lagos fue la etapa número 13, con salida desde la localidad palentina de Aguilar de Campóo. Cada año la Vuelta a España siempre tiene su propia sintonía o tema oficial. Pues bien la de 1983 fue un tema que lo petó y que se coronó a lo más alto de la lista de Los 40 principales, además de permanecer durante 21 semanas como el single más vendido en España: “No tengo tiempo”, del dúo tecno Azul y Negro.

¿Y qué decir de aquella etapa? Seguro que cada cangués guardará muchos recuerdos de aquel día. En mi caso me tocó seguirla por la tele, unas imágenes que quise volver a ver hace poco y que están disponibles en Youtube. Desde Aguilar de Campóo y tras pasar por el control de firmas, tomaron la salida 86 corredores, si bien a los Lagos llegarían dos menos. A la salida, tal y como nos recuerdan las imágenes de TVE y los comentarios de Emilio López Tamargo, viento, frío y nieve, unas condiciones realmente duras para una etapa de 188 kilómetros con dos puertos de tercera categoría, uno de ellos el Pontón, y final en Los Lagos. Mucho se bromeó aquel día con lo de Los Lagos de Enol, que el locutor de TVE Antolín García, rebautizó por adelantado como los Lagos de Hinault dando por hecha la victoria del corredor galo. Pero aquel chiste facilón no se cumplió y aquel día este paraje del Parque Nacional, por entonces de la Montaña de Covadonga, se acab´p convirtiendo en Los Lagos de Marino Lejarreta. La etapa discurrió por tierras palentinas y leonesas. Antes de llegar a Asturias, poco antes de Riañu, cuyo pueblo original aún seguía en pie antes de acabar bajo las aguas del pantano, saltaron y se escaparon dos de los grandes protagonistas de aquella etapa: Carlos Machín y Ruddy Pevenage.

 Los dos ciclistas llegaron a tener más de 8 minutos de ventaja sobre el pelotón. Bajaron el Pontón y Los Beyos a velocidad de vértigo. Cuando estaban entrando en Cangas, dejamos la tele y nos echamos a la calle para verlos pasar por delante de casa en la carretera Cañu. A la altura de La Riera todavía llevaban 7 minutos y medio de distancia al resto de los corredores. Machín y Pevenage iniciaron en solitario la subida a Los Lagos, que todavía arrancaba de aquella curva tan cerrada que había al pie de la Santa Cueva de Covadonga. Durante la ascensión Machín llegó a descolgar a Pevenage y tiró en solitario, pero por detrás Marino Lejarreta empezaba a dar su particular batalla. Se escapó de quienes lo acompañan en el grupo perseguidor, en el que también iba Hinault, y se fue a por los dos escapados. Primero superó a Pevenage, ya pasado el Mirador de la Reina. Como muestran las imágenes de la tele, a la altura de la majada de Gumartini, el ciclista vasco rebasó a Machín, cogió la cabeza de la carrera y entró vencedor en una meta instalada en Entrelagos, donde aún existía el motel que fue derruido años después. El gran Marino Lejarreta, al que este año se le rindió un cariñoso homenaje en Cangas de Onís para recordar aquel triunfo, ganó la etapa con un tiempo de 5 horas, 45 minutos y 17 segundos, el que empleó para cubrir los 188 kilómetros que tenía la etapa.

En 2013, coincidiendo con el 30 aniversario de aquella inolvidable etapa, tuvo lugar en la Casa de Cultura de Cangas de Onís una mesa redonda y allí se evocaron algunas anécdotas y recuerdos. El que fuera por aquellos años director técnico de la Vuelta Ciclista a España, Ramón Mendiburu, confesó que si el mal tiempo hubiera frustrado el final de etapa en Los Lagos, algo que llegaron a temer de verdad a la vista de cómo había arrancado el día, la meta se hubiera situado en Covandonga. Es más, detalló que incluso se había reservado un lote de vallas que se dejaron en el Real Sitio por si acaso. El resto de las vallas, tal y como recordó Antonín Alonso, uno de los integrantes de la comisión local que participó en la organización de la etapa, tuvieron que ser transportadas hasta Los Lagos en los camiones de dos repartidores de leche de Cangas de Onís porque los vehículos de transporte de la Vuelta Ciclista a España, dado su gran tamaño, no podían subir hasta Los Lagos, cuya carretera era, por aquel entonces, mucho más estrecha. Al final, y como muestran las imágenes de TVE, el sol acompañó a los ciclistas en su ascensión a Los Lagos y no fue necesario recurrir al plan B, pero el Santuario de Covadonga pudo ser el final de aquella etapa.

Pero que la Vuelta Ciclista a España acabase en Los Lagos no fue ni mucho menos algo casual. Sus antecedentes se remontan casi veinte años atrás. Fue en 1964, tal y como detalló en aquella mesa redonda Antonín Alonso, cuando se funda el Centro de Iniciativas y Turismo (CIT) de Cangas de Onís. Tras desplazarse a Francia para vivir las etapas pirenáicas del Tour, entre ellas, la del famoso Tourmalet, un viaje exploratorio en el que participaron Ramón y Luis Prada, así como mi tío Elías González Caveda, Elías el de la Barata, al año siguiente se celebra la primera escalada ciclista a Enol, una prueba para corredores aficionados e independientes que el CIT organiza hasta 1972, una prueba que tenía hasta su propio slogam, tal y como recoge Emilio Prada en un documentado trabajo titulado “El Deporte en Cangas de Onís”. El lema de la la subida a Enol era: “ Dentro de un maravilloso marco, la más dura prueba española del ciclismo de montaña”.

En 1972, el recién nacido Club Ciclista Enol toma el relevo del CIT y continúa con la celebración de esta carrera hasta 1979 en unos años, los setenta del pasado siglo, en los que la Subida Ciclista a Enol entra en el circuito profesional además de acoger el campeonato de España. Entre los ganadores de aquellos años, algunos nombres ilustres del ciclismo español como Andrés Oliva, Pesarrodona, Jesús Manzaneque o Alberto Fernández. Los años 70 también fueron los de la primera etapa de la Vuelta Ciclista a España con final en Cangas de Onís, disputada en 1974 con la meta colocada frente al Llagar de Juan y que ganó al sprint el portugués del equipo BIC Joaquim Agostimho. Dos años después, regresa de nuevo la Vuelta Ciclista a España a la capital canguesa y el ganador de la etapa fue el asturiano del Kas Vicente López Carril. En 1978, otro asturiano del mismo equipo, José Enrique Cima, gana la etapa de la Vuelta a España cuya meta se instaló en la Carretera Cañu. Estos son los prolegómenos de la llegada de la Ronda española a Los Lagos en 1983 y de la que este año se cumplieron cuatro décadas. Curiosamente este 2023, y en su primera edición, la Vuelta Ciclista a España femenina también quiso incluir en su recorrido una etapa que acabara en Los Lagos de Covadonga. Fue la última de las siete etapas de esta Vuelta femenina, con salida en Posada de Siero y se disputó el domingo 7 de mayo. La ganadora de la etapa fue la corredora holandesa del equipo SD Worx Demi Vollering, una ciclista que como hiciera Marino Lejarreta, inauguró el palmarés, en esta caso del ciclismo femenino, de ese grandísimo puerto que son Los Lagos de Covadonga.



Enlace al resumen de TVE de la etapa 13 de la Vuelta Ciclista a España de 1983 entre Aguilar de Campoo ( Palencia) y Los Lagos de Covadonga.

https://www.youtube.com/watch?v=QUEIin85-TM