El escultor y pintor Agustín Ibarrola, ante la última fase de Los Cubos de la Memoria. FOTO: J. G. CASO |
POR JAVIER G. CASO:
En Asturias Ibarrola dejó para la posteridad una obra como “Los cubos de la memoria”, con la que inundó de color los bloques de hormigón que protegen el puerto pesquero de Llanes. Hablamos de una intervención artística que es memoria del arte, del territorio y del propio artista. “Esta obra es importante para mí y muy superior a anteriores trabajos míos”, me comentó Ibarrola con motivo del reportaje publicado en el Dominical de El Periódico publicado el 14 de enero de 2007 coincidiendo con el final de Los Cubos de la Memoria. El artista había presentado esta obra en 2001. Desde las páginas de La Voz de Asturias me tocó informar y dar cuenta de toda su ejecución.
Era Agustín Ibarrola una persona tranquila, que transmitía paz y que, desde luego, disfrutó de su trabajo en Llanes, siempre acompañado de su mujer, Mari Luz Bellido, fallecida en diciembre de 2021. Hasta pintar los 230 bloques de hormigón que componen su obra , Los Cubos de la Memoria le llevaron, acompañdo por un equipo de colaboradores, varios años de trabajo. En en el momento en el que aceptó la propuesta que le hizo el Ayuntamiento de Llanes y en la carta en la que agradecía el encargo, el propio artista los definió como “un mural inmenso que será al mismo tiempo una gigantesca escultura policromada de infinitos escorzos”. Los Cubos se convirteron en todo un reclamo turístico para Llanes, por más que en la actualidad, y desde hace tiempo, pida gritos una intervención a fin de restaurarlos y que puedan, por fin, recuperr todo el colorido que en su día aportó Ibarrola a lo que hasta su intervención no era más que una simple escollera y que él convirtió en una obra artística de primer nivel.
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