El quirófano se improvisó en mitad del prau
El ternero, que tuvo que ser reanimado, pocos minutos después de venir al mundo. FOTO: J. CASO |
El ternero dio sus primeros pasos antes de que el veterinario terminara de coser a su madre
Por Javier G. Caso
El periodismo de caleya, como le
gusta decir a mi compañera Aitana Castaño de la labor que hacemos los
corresponsales de las zonas rurales, es lo que tiene. Uno puede quedar con un
ganadero para hacerle una entrevista y toparte con una escena como la que
vivimos la tarde del pasado miércoles, festividad de San José, en una finca
situada cerca de la localidad canguesa de Teleña.
Al llegar nos encontramos lo más
parecido a un quirófano al aire libre, improvisado en mitad del prau. Varios
vecinos, entre ellos el ganadero al que íbamos a entrevistar, sujetaban unas
cuerdas a las que estaba atada una vaca. La res yacía tumbada mientras el veterinario,
sentado sobre una alpaca de hierba, terminaba de coserle el vientre tras
haberle practicado una cesárea, asistido por otro vecino que le entregaba el
instrumental según se lo iba pidiendo el veterinario.
La vaca, de raza Parda Alpina y unos siete
años de edad, estaba cumplida con creces. Llevaba preñada 9 meses y 28 días y
el tamaño de la cría, que se resistía a nacer, hacía imposible un parto normal.
De ahí la necesidad de tener que recurrir a una cesárea. Tras abrirle la
barriga, el veterinario sacó el ternero. A continuación tuvo que reanimarlo
porque había nacido prácticamente muerto. Aunque nadie lo diría poco después. En
apenas veinte minutos, y cuando el veterinario César Cifuentes aún no había
terminado de coser el vientre de su madre, el xatín empezó a dar muestras de
querer levantarse. Lo consiguió al cabo de varios intentos seguidos de otras
tantas caídas. Pero no cejó en su empeño. Hasta que se levantó.
El xatín, ya levantado. FOTO: J. CASO |
El ternero da sus primeros pasos y trata de acercarse a su madre. FOTO: J. CASO |
Ya en posición vertical, sus primeros pasos llevaron a la cría a intentar acercarse a la madre, que todavía seguida bajo los cuidados del veterinario. Una vez finalizada la intervención ambos animales, la vaca Perla y su cría, pudieron, por fin, estar juntos. A estas alturas desconozco con qué nombre habrá bautizado al xatín su propietario, el ganadero cangués Javier Echevarría. Allí mismo se barajaron varios, entre ellos Bienvenido. Aunque viendo que el xatu estuvo a punto de palmarla igual quedaba bien que le pusieran Milagroso. Ya les contaremos.
La vaca Perla, aún tumbada, recibe los primeros lametazos de su retoño. FOTO: J. CASO |
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