La I edición de esta carrera de montaña se disputará el sábado uno de marzo
El plazo de inscripciones sigue abierto hasta el 22 de febrero
Vista de la capital canguesa desde el Picu L´Arbolín, uno de los parajes por lo que discurrirá la prueba. FOTO: J. CASO
Los paisajes de los concejos de Cangas de Onís y Parres más próximos a la capital canguesa conformarán el recorrido por el que discurrirá la 27 Kangas Mountain, una carrera de montaña de 29 kilómetros y que incluirá una desnivel acumulado de 3.500 metros, de los que 1.820 metros son de desnivel positivo. Formarán parte del recorrido de la prueba parajes como el Picu L´Arbolín, el Collau L´Andrín o Següencu. La salida y la meta tendrán lugar en la ciudad de Cangas de Onís.
Quienes estén aún interesados en disputarla pueden inscribirse hasta el 22 de febrero próximo, fecha en la que quedará cerrado el plazo de inscripciones para una prueba que, sin duda, alguna servirá para dar a conocer el entorno natural del concejo de Cangas de Onís, asi como el resto de sus recursos turísticos. Las inscripciones pueden realizarse en http://www.championchipnorte.com/evento/inscribirme/id/69/27-Kangas-Mountain---I-EDICION
La prueba está abierta a deportistas de más de 18 años y la cuota de inscripción es de 25 euros para los no federados, mientras que los que cuenten con una licencia de montaña abonarán una cuota de 20 euros. Tanto en categoría masculina como femenina, la 27 Kangas Mountain estará abierta a las categorías Sub 23, Senior, Veterano A, Veteranos B. El reglamento de la carrera y el detalle de los tramos de edades que quedarán recogidos en cada categoría, así como el resto de la información de la 27 Kangas Mountain puede consultarse asimismo en http://komtyeventos.wix.com/k27cangasmountain
Vista del Cornión desde uno de los puntos del recorrido de la prueba. FOTO: J. G. CASO
A la espera de que las inscripciones siguen en aumento, los organizadores de la prueba hacen un llamamiento para que quienes estén interesados en colaborar puedan colaborar con ellos en calidad de voluntarios de la 27 Kangas Mountain. Cada voluntario recibirán un kit staff formado por un pequeño petate, conocido como gymsac, una camiseta identificativa y una bolsa pic-nic con un bocadillo, agua, dulce y fruta. Entre sus cometidos los voluntarios tendrán realizar tareas como acompañar a los técnicos de cronometraje, entregar dorsales, reparto de bolsas a corredores, participar en los avituallamientos en carrera, así como trabajar en zona de meta en tareas como la recogida de chips, atender el avituallamiento de meta o entregar bebidas, así como encargarse del ropero, donde los corredores dejarán sus pertenencias. Por último también habrá voluntarios dedicados al cierre de la carrera, ejerciendo como corredor escoba.
Un
acontecimiento deportivo clave en el despegue turístico de Cangas de
Onís
Portada de La Voz de Asturias del 3 de mayo de 1983.
Algo
parecido a un viaje en el tiempo fue lo que hicimos quienes, el
pasado viernes 17 de enero, nos dimos cita en la Casa de Cultura de
Cangas de Onís para participar y asistir a la mesa redonda convocada
del II ciclo de conferencias Oriundos y Forasteros de Cangas de Onís:
Historia y Memoria del concejo. El asunto a tratar era recordar y
hablar acerca de la primera etapa de la Vuelta Ciclista a España con
final en Los Lagos de Covadonga, un acontecimiento del que se
cumplieron 30 años el 2 de mayo del pasado año. Es verdad que ya ha
pasado tiempo desde la fecha del aniversario, pero nunca está de mas
conmemorar un acontecimiento que marcó un antes y un después tanto
en la historia del ciclismo español como en la de nuestro concejo.
Aquel 2
de mayo de 1983 Los Lagos se convirtieron en una de las cumbres
míticas del ciclismo mundial, hasta el punto que el mismísimo
Bernard Hinault, a quien a priori todos veían como ganador de
aquella etapa, llegó a comparar la dureza de Los Lagos con la del
mismísimo Alpe D´Huez. Qué duda cabe que la retransmisión
televisiva de aquella etapa, y que coincidió con la primera edición
de la Vuelta Ciclista a España retransmitida en directo por
Televisión Española, resultó fundamental a la hora de dar a
conocer Los Lagos al mundo del ciclismo. No sólo eso. Aquellas
imágenes, repetidas en los años siguientes, dieron la vuelta al
mundo y resultaron una promoción impagable para Cangas de Onís, un
municipio que en la década de los ochenta inició su despegue como
destino turístico hasta convertirse en lo que es hoy en día.
Puestos a
comparar, en 1983 nos sobran dedos de las dos manos para enumerar los
establecimientos hoteleros que en ese momento existían en el concejo
de Cangas de Onís. Por aquel entonces estaban abiertos el Hotel
Ventura, el Hostal Eladia, el Hostal Piloña, el Hotel Favila, el
Hostal el Sella, el Hotel Pelayo, la Hospedería del Peregrino, la
Pensión el Chófer y el Cámping Covadonga. En la actualidad, y
según datos del Sistema de Información Turística de Asturias
(SITA), en 2012 en el concejo de Cangas de Onís había un total de
218 establecimientos, de los que 44 eran hoteles y 21 pensiones, en
lo que se refiere sólo a hotelería. A esa relación hay que sumar
11 hoteles rurales, 74 casas de aldea, 25 apartamentos turísticos, 1 cámping, 21 apartamentos, 2 albergues y 19 viviendas vacacionales.
Casi nada.
Participaron
en la mesa redonda Juan Manuel Quirós, actual vicepresidente de la
Federación de Ciclismo del Principado de Asturias, cargo que ocupaba
también en 1983, Ramón Mendiburu, ex ciclista, ex mánager deportivo
y que ese año era el director técnico de la Vuelta Ciclista a
España, un cargo que ejerció durante varias ediciones en la década
de los 80 y años más tarde en una segunda etapa, entre 1990 y 2005.
El tercero de los invitados fue el cangués Antonio Eugenio Alonso,
responsable en 1983 por encargo del entonces alcalde, Luis Miguel
Ortiz Cortés, de la comisión local creada para organizar aquella
primera etapa con final en Los Lagos. Completaba la mesa yo mismo, en
calidad de moderador.
Fue en un
momento del acto cuando, al menos para mí, saltó la sorpresa. En su
repaso a los antecedentes de aquella etapa, Ramón Mendiburu, a quien
poco menos que llegaron a tachar de loco por querer traer la Vuelta
hasta Los Lagos, confesó que si aquel 2 de mayo de 1983 el mal
tiempo lo hubiera impedido, la meta de aquella etapa se hubiera
situado en el Santuario de Covadonga. Y para ello, explicó, se
reservó un lote de vallas que se habría dejado en el Real Sitio. El
resto fueron transportadas hasta Los Lagos, como se encargó de
precisar Antonín Alonso, en los camiones de dos lecheros de Cangas
de Onís porque los de la organización de la Vuelta eran tan grandes
que no podían tomar las curvas de la carretera de Los Lagos.
Mendiburu también relató los problemas de los técnicos de TVE a la
hora de buscar la señal previos de cara a la retransmisión de
aquella etapa y que, como también explicó Alonso, tuvieron solución
canguesa de la mano de Jaimín, ayudado por José Ignacio Gil
Pandiella. En cuanto a las comunicaciones en carrera, el entonces
director técnico de la prueba nos detalló que lo hacían a través
de las emisoras de la Guardia Civil. Fue así como, conforme avanzaba
la etapa, tuvieron noticia que en Los Lagos aquel día reinaba el
sol. Y es que el buen tiempo fue sin duda lo más destacado de
aquella retransmisión de TVE que compartieron Antolín García,
Ángel María de Pablos y el asturiano Emilio López Tamargo. Pero
eso fue por la tarde. Por la mañana desde la salida en Aguilar de
Campóo y mientras la Vuelta circuló por tierras palentinas y
leonesas, los ciclistas sufrieron con la lluvia, el frío y la
presencia de la nieve en las cunetas en varios tramos. La cosa amainó
durante el descenso del puerto del Pontón. Salió el sol y todo fue
a mejor, de tal manera que no fue necesario recurrir a ningún plan B
y Covadonga no llegó a ser final de etapa.
Los
héroes de aquella etapa, además del triunfador, Marino Lejarreta,
que por aquel entonces militaba en el equipo italiano del Alfa-Lum,
fueron sin duda Carlos Machín, del Chocolates Hueso, y el belga Rudy
Pevenage, de la escuadra transalpina Del Tongo, que permanecieron
escapados en solitario durante más de 100 kilómetro y que no fueron
capturados hasta la subida de Los Lagos. Aquella subida tuvo que ser
durísima para los ciclistas, no en vano los jueces de la Vuelta
Ciclista a España, como informaba al día siguiente el diario
Región, tuvieron que sancionar a varios corredores por
comportamientos antideportivos como ser empujados por el público,
con sanciones que iban desde las 800 pesetas por un empujón, hasta
las 2.700 pesetas por tres empujones. Por su parte, los jueces
también impusieron multas de 1.350 pesetas por impulsarse una vez
sobre los coches de la carrera. El doble impulso se sancionó con
2.700 pesetas. En cuanto al podio de aquella etapa mítico, tras
Marino Lejarreta, el segundo en cruzar la meta fue el francés
Bernard Hinault, líder del equipo Renault y a la postre ganador de
la Vuelta Ciclista a España 1983. Hizo tercero Alberto Fernández,
del Zor.
La
retransmisión de la etapa puede verse en internet gracias en youtube y nos
presenta una carretera de Los Lagos repleta de público y con coches
aparcados en sus márgenes en algunos puntos. En aquellas imágenes
los que ya peinamos canas reconocemos perfectamente modelos de automóvil
tan típicos como los Seat 1430, 131, 132, el Citroen Dyane 6, los
Renault 5 o los Ford Fiesta.
De
aquella etapa dieron al día siguiente nutrida y detallada
información los cuatro periódicos que entonces existían en
Asturias y de los que dos de ellos, Región y La Voz de
Asturias, ya no existen en la actualidad. En 1983 el periódico
costaba 35 pesetas. “Marino Lejarreta, el mejor en la subida a Los
Lagos”, tituló en primera plana Región. Adornaban sus páginas de
Deportes los anuncios de varios establecimientos hoteleros y
hosteleros de Cangas de Onís como el Hostal Piloña, el Hotel
Favila, el Cámping Covadonga, el Hotel Pelayo, el Llagar Casa Juan,
el Hotel Pelayo, el Hostal el Sella y el Restaurante Villa María y
también el Torreón Club de Gaspar Cayarga, aunque por error en el
anuncio podía leerse Torrejón Club. También destacaba en Región
un anuncio a página completa del Ayuntamiento de Cangas de Onís en
el que podía leerse “El Excelentísimo Ayuntamiento de Cangas de
Onís saluda a la Vuelta Ciclista a España 1983. Gracias a cuantos
nos han visitado en este magnífico acontecimiento. Con nuestros
mejores deseos de un final feliz a la Vuelta Ciclista a España
1983”.
Por su
parte en la portada de la primera página de La Nueva España podía
leerse: “Marino Lejarreta, el más fuerte en Los Lagos de
Covadonga”. Y ya en páginas interiores un titular de esos épicos.
“Marino Lejarreta ganó la batalla de Covadonga”. En primera
página La Voz de Asturias tituló “Más cerca del cielo”,
mientras que en su suplemento semanal La Voz Deportiva también se
optaba por el tono bélico para titular “Marino Lejarreta conquistó
Asturias” y calificar de “héroe” al ciclista vasco. A modo de
conclusión de aquella jornada, y en la misma línea, otro de los
titulares de La Voz fue “La Vuelta conquistó a Asturias”.
Portada del suplemento deportivo de La Voz de Asturias al día siguiente de la etapa.
Fue La
Nueva España la que dedicó un espacio a una de las grandes
anécdotas de la jornada. Fue al final de la retransmisión
televisiva. Cuando José María García y otros periodistas rodeaban
con sus micrófonos a Marino Lejarreta tras entrar en meta como
ganador de la prueba para recoger sus primeros testimonios, allí se
coló, un colador del que colaba la palabra Ferre, y que algún
gracioso le colgó al ciclista como si fuera un micrófono más. Y
nadie pareció darse cuenta de la broma.
Aquella
primera semana de mayo, y según la cartelera publicada en los
periódicos, en los cines asturianos triunfaban películas como
Jesucristo Superstar, Gandhi, Tootsie, La decisión de Sophie o la
española Volver a empezar, de José Luis Garci, galardonada con un
Oscar y en la que también brillaron con luz propia el Puente Romano
de Cangas de Onís y Covadonga.
A modo de
conclusión, y como recordaron los invitados a la mesa redonda, la
Vuelta Ciclista a España llegó a Los Lagos un lunes, en plena
campaña electoral de las elecciones municipales que se celebraron el
domingo 8 de mayo. En Cangas de Onís ganó los comicios Juan Antonio
Vega Díaz, de Alianza Popular, mientras que en el Principado de
Asturias, el ganador de las elecciones fue el candidato del PSOE,
Pedro de Silva. En ambos casos por mayoría absoluta.
La intervención en el robledal de Cangas de Arriba y la necesidad de tomar algunas decisiones respecto a la Joguera
La capilla de San Antoniu, vista desde el tronco de uno de los robles talados. FOTO: J.CASO
Hace ya unos cuantos días que
derribaron los cuatro robles más enfermos del Campo de San Antoniu y aún quedan
por retirar de este lugar parte de sus troncos, lo que deja bien claro el
tamaño de estos árboles que, como los trece ejemplares que aún siguen en pie,
contaban con 227 años. Nada que objetar a su tala, decidida por los
responsables municipales, y avalada por el estudio fisiológico y
fitopatológico, que la empresa Gesatec llevó a cabo en el robledal de Cangas de
Arriba y del que es autor el ingeniero forestal Javier Brea.
Como afirma este experto, pese al
“gran valor cultural, ecológico y biológico” del Campu de San Antoniu, nada ha
impedido el progresivo deterioro del robledal, “profunda e irreversiblemente
dañado” por una combinación de factores, bien explicados en este estudio y que
van desde una “mala praxis”, a un “nulo mantenimiento y un “escaso respeto”.
Por desgracia todo ello es bien cierto. De esta forma, bien incrustado en
alguno de los robles, todavía podemos ver algún fragmento de aquellos raíles de
vía férrea que, durante muchos años, sirvieron para atar los animales que
acudían al mercado semanal de Cangas de Onís y a las ferias que se celebraron
en el robledal. Por otra parte, y aunque hay muchedumbres que lo pisen a
diario, sí es verdad que, como recoge el estudio, el suelo presenta “una
compactación muy severa” en algunos puntos, como la parte en la que se ubica el
bar de la fiesta o la zona donde se suele instalar el camión escenario. Esas
estructuras, añade, suponen una “presión excesiva” para el Campo de San
Antoniu. Y qué decir del muro que lo cierra por su parte delantera y del que
casi forman parte de manera literal varios de los robles. A su vez el estudio
también da cuenta de las agresiones que en su día debieron suponer para las
raíces de estos árboles centenarios, las calles asfaltadas que rodean el
robledal. Otro perjuicio han sido los desmoches “indiscriminados” de aquellas
ramas que, en algún momento, estorbaron para alguna actividad.
Y por último, la Joguera. Sí.Porque la quema del rozu en esa noche mágica
que es para todos los cangueses la de la víspera de San Antoniu, tampoco aporta
nada bueno a nuestros centenarios robles. Todo lo contrario. Según el estudio
redactado por Javier Brea, la Jogueraes algo “absolutamente incompatible” con el robledal y supone un daño
“irreparable” para aquellos árboles cuyas ramas sufren quemaduras.
Pues bien, una vez talados los
árboles que podían venirse abajo por su mal estado y causar algún tipo de
accidente, el Ayuntamiento de Cangas de Onís, ha seguido los consejos de Brea
y, a lo largo de este mes de enero, llevará a cabo diversas actuaciones,
iniciadas esta semana, y encaminadas a
mantener y conservar en el mejor estado posible los árboles que siguen en pie.
Para ello está previsto limpiar las ramas secas, reducir las copas de los
robles, abonarlos, darles un tratamiento fitosanitario y descompactar el suelo
del Campu de San Antoniu, así como replantarlo con algún roble joven nuevo. Que
así sea. Pero todo esto tendrá poco recorrido si no nos planteamos de una vez
por todas algunas cuestiones.
Y una de ellas es el traslado, fuera del
perímetro del robledal, de la Joguera.
El argumento de las tradiciones, que en algunos sitios de España consisten en
lanzar una cabra desde un campanario, no puede servir de coartada para no
valorar la posibilidad de cambiar el lugar donde se quema el rozu. Sólo un
poco, que tampoco se trata de llevar la Joguera
muy lejos, sino de moverla unos metros, lo suficiente para que las llamas no los alcancen de lleno como hasta ahora. Pero eso sí, por lo menos pensémoslo;
para no seguir dañando estos árboles centenarios que dan forma a ese jardín
histórico que es el robledal de San Antoniu.
Cuando paseo por él siempre me
acuerdo de los tupidos robledales que rodean la aldea de los irreductibles
galos Astérix y Obelix, cuyos cómics he leído desde crío. Y cuando hace unos
días subí a Cangas de Arriba y vi aquellos cuatro robles tirados en el suelo,
por todas las razones ya expuestas, y con las que estoy de acuerdo, vuelvo a
añadir; solo lamenté una cosa. Qué pena que nadie haya inventado aquellas
semillas mágicas que el druida Panorámix lanzaba al suelo y que hacían brotar
al instante unos robles altos y fuertes. De esta forma, ya que los robles son
una especie arbórea de crecimiento lento, no habría que esperar nada hasta ver
de nuevo el Campo de San Antoniu con todos sus roblones. Pero claro, para eso
no hay poción mágica. Tendremos que conformarnos con cuidar los nuevos robles
que se planten. Y mimar y atender los vieyos para que sigan en pie
todavía muchos años más.
"Cangas de Onís. Historia de una parroquia", una obra divulgativa, amena y solvente
Juan Ramón Cofiño y Javier Remis aprovechan el cincuentenario de la nueva iglesia de Santa María para recorrer la historia de la parroquia canguesa
Portada de la publicación. FOTO: J. CASO
Capilla de Santa Cruz, primera sede parroquial. FOTO: J CASO
Iglesia de Cangas de Arriba. FOTO: J. CASO
La iglesia nueva. FOTO: J. CASO
Un libro es como un buen amigo: siempre es bienvenido. Y que alguien haya dedicado tiempo y esfuerzo en estudiar y escribir acerca del devenir histórico de nuestra parroquia de Santa María de Cangas de Onís es muy, pero que muy de agradecer.
Y ese trabajo es el que acaban de llevar a cabo Juan Ramón Cofiño y Javier Remis, autores de Cangas de Onís, historia de una parroquia, una publicación de 83 páginas, de la que se han editado medio millar de ejemplares de una edición realizada en la imprenta Mercantil Asturias de Gijón y en la que ha colaborado el Ayuntamiento de Cangas de Onís.
No se trata, no, de ninguna monografía histórica. Todo lo contrario. Se trata de un libro que, sí habla de historia, pero de forma rigurosa, solvente y amena. De forma cronológica, en esta publicación se va explicando la historia de la Parroquia de Santa María a través de una decena de capítulos. El primero, titulado orígenes del cristianismo en Cangas de Onís nos remite, cómo no, a Covadonga. Ya en lo que se refiere a la parroquia sus orígenes, nos cuentan Cofiño y Remis, están en la capilla de Santa Cruz, primera iglesia parroquial cangués. Además subrayan que tras la invasión musulmana, allá por el año 711, la capilla de Santa Cruz, levantada por orden del rey Favila en el año 737, fue el primer templo cristiano edificado en lo que hoy es España.
A modo de anécdota nos recuerdan, y lo ilustran con una fotografía, que la capilla de Santa Cruz, hasta su reconstrucción tras la Guerra Civil, tenía una orientación contraria a la actual y era un edificio de mucho mayor tamaño. Pero además nos aportan información sobre el dolmen y otros detalles de la historia de este edificio, declarado monumento nacional en 1931. A la ermita de la Santa Cruz, la sigue como sede parroquial, desde 1350 nos detallan, la antigua iglesia de Cangas de Arriba. Hasta 1963, cuando fue sustituida por la iglesia actual, que el pasado año conmemoró sus bodas de oro.
Pero el libro del que son autores Juan Ramón Cofiño y Javier Remis no se limita a describir la historia de las sucesivas sedes parroquiales; también nos aporta datos e información acerca de algunas ermitas y capillas que en su día existieron en la capital canguesa, como las de Santa Ana o San Pelayo, y que no han llegado hasta nuestros días. La primera, se nos explica, estuvo adosada a la antigua iglesia parroquial por su lado Norte. La de San Pelayo, que merece un capítulo en el libro, tuvo su emplazamiento en la calle del mismo nombre. "Se hallaba emplazada frente a la antigua Fonda de Labra, más tarde conocida como El Borinquen y adosada a la parte trasera de la Casa del Puente, edificación privada donde posteriormente se levantó el edificio conocido como Las Tres Bes..."
La Capilla de San Antonio, un edificio que sí sigue en pie y que es de los más queridos de los cangueses, merece por supuesto un capítulo propio en este libro. Asimismo hay otro dedicado al benefactor Federico Ortiz, precisamente la persona que financió la obra de la nueva ermita de San Antonio, levantada entre los años 1900 y 1903 y que costaron, como se nos apunta en el libro, la cantidad de 11.575 pesetas. Por aquel entonces, y con motivo de aquellas obras, también hubo que derribar alguno de los robles para poder ampliar la capilla, unos trabajos que llevó a cabo el contratista cangués Bonifacio Garro.
De un personaje tan poco conocido como Federico Ortiz, propietario del madrileño Bazar X y que había hecho fortuna en París tras no haberlo conseguido antes en tierras americanas, Cofiño y Remis nos explican cómo enviaba dinero de forma regular con destino "al Hospital de Cangas de Arriba, a la banda de música, o bien regalando ropa o creando premios para los alumnos más pobres de la escuela que tuvieran mejores cualidades". Y otro datos más. Los autores de Cangas de Onís, historia de una parroquia, nos subrayan que Ortiz también hizo aportaciones económicas para la construcción de la basílica de Covadonga, "en cuya nave central luce una gran lámpara que lleva inscrito su nombre".
El libro también incluye un capítulo en el que se hace mención de forma breve, pero con detalles de interés, a las capillas de la parroquia de Cangas de Onís ubicadas en pueblos como Tornín, Cañu, Següencu Torió, Narciandi, Cardes, Jelgueres, Llueves, el Collau L´Andrín o Santianes de Tornín; estos dos últimos del vecino concejo de Parres.
La publicación tampoco se olvida del visitante más ilustre en la historia de la parroquia canguesa: el fallecido Papa Juan Pablo II, quien en agosto de 1989 estuvo en Covadonga. Y en Los Lagos. Antes, en 1954, también visito el Santuario de la Santina el entonces cardenal de Venecia, Angelo Roncalli, quien cuatro años más tarde se convirtió en el Papa Juan XXIII.
Ilustrado con fotos de buena calidad, tanto las actuales como las reproducciones de imágenes históricas, el libro incluye un texto de presentación, firmado por el actual párroco, Jose Manuel Fueyo, así como otro del que es autor Don Luis Álvarez, párroco titular de Cangas de Onís entre 1982 y 2013. También encontrarán entre sus páginas una relación de párrocos y encargados de la parroquia de Santa María de Cangas de Onís desde 1215 hasta la actualidad y una lista de referencias bibliográficas consultadas por los autores de este libro que se lee de un tirón y que bien merece una próxima presentación en sociedad a la altura del trabajo realizado por sus dos autores.
Pepillo Remis atesora una amplia colección de periódicos regionales con noticias de Onís y los concejos vecinos
Pepillo muestra algunos de sus periódicos. FOTO: J. CASO
JAVIER G. CASO
La hemeroteca de Onís no está alojada en ninguna biblioteca, ni se custodia en un archivo al uso. Está alojada en un hórreo de Beniaencima, en la capital del concejo oniense. Y al frente de la misma está José Remis, Pepillo, como lo conoce todo el mundo. Fue en 1996 cuando este inquieto vecino de Benia decidió ir guardando todas y cada una de las noticias que la prensa asturiana publicara sobre Onís y sus municipios vecinos. Aquí de localismos, nada. Y así, hasta hoy. Pero es que además, conforme la colección de periódicos iba creciendo y creciendo, a Pepillo le han ido entregando nuevos lotes de periódicos mucho más antiguos.
En su hórreo conserva ejemplares de publicaciones locales editadas en su municipio allá por las primeras décadas de la pasada centuria, como El Candil del hogar, el semanario parroquial que se publicaba en Onís allá por 1919. O El aceite para el candil, semanario republicano de Onís y, evidentemente, rival del anterior, del que Pepillo atesora ejemplares de 1913. Uno de sus placeres, asegura el propio Remis, es sentarse en el despacho que ha improvisado en su hórreo y leer estos viejos periódicos. Lo mismo le pasa con los ejemplares del semanario cangués El Auseva de los años 50 y 60 del siglo pasado que también forman parte de su particular hemeroteca. Otro lote interesante son un buen número de ejemplares del desaparecido diario Región. Son de la década de los 70 y dan cuenta de una Asturias en plena transición.
Es Pepillo un archivero celoso de su trabajo, no en vano gusta de quedarse con tres ejemplares de cada periódico de un mismo día. De esta forma archiva por un lado cada noticia que le interesa, por otro las fotos. Y por último guarda las páginas y los periódicos completos, a modo de triple copia de seguridad. Ese material, las noticias y las fotografías, lo va archivando por meses y por años. Por otra parte los periódicos completos los guarda en cajas que, a estas alturas, ocupan casi todo el hórreo.
¿Y cómo consigue Pepillo Remis los fondos que compone su hemeroteca? Pues de una forma tan sencilla como efectiva. Desde 1996 reparte los periódicos en Benia de Onís. Y lo hace a la vez que recoge los del día anterior una leídos por los vecinos a los que se les llevó. Y buenos mosqueos que se pilla cuando a alguno se le olvida guardarle el periódico o bien a ese vecino se le ocurre quedárselo porque aparezca alguna noticia que le interese.
Pero además de archivero oficioso de Onís, Pepillo cumple una segunda misión importantísima. Gracias a las redes sociales, con más de 1.500 amigos en facebook, y al correo electrónico, mantiene contacto con multitud de personas del concejo de Onís que residen fuera de su tierra natal, ya sea en otras regiones españolas o en el extranjero. A todos ellos les envía a diario fotos y vídeos de las actividades que se organizan en su concejo. De esta forma, estos onienses de la diáspora se mantienen informados puntualmente del acontecer diario de su municipio. Por si fuera poco, de un tiempo a esta parte, envía fotos de actividades culturales, de procesiones y de fiestas, a los periódicos regionales. Y fotos de paisajes para la sección del tiempo de la TPA. Y todo ello, de forma desinteresada, lo que da más valor aún a la labor de Pepillo. En su hórreo, de momento, aún queda sitio para seguir ampliando los fondos de su colección de periódicos. Sin embargo, no estaría de más que el Ayuntamiento de Onís le ofreciera algún localín para guardar esta hemeroteca que, poco a poco, se ha ido convirtiendo en toda una referencia a la hora de conocer la historia más reciente de este municipio del valle del Güeña.