"Cangas bajo las bombas, 1937"
La muestra fotográfica, que se nutre de fondos de la Biblioteca Nacional, se expone en la Casa Municipal de Cultura canguesa hasta el próximo 10 de marzo e incluye medio centenar de instantáneas
Hacía tiempo
que Alejandro Fernández había puesto su punto de mira como investigador en el
bombardeo de Cangas de Onís, al que ya había dedicado un artículo en el libro
de las fiestas de San Antonio del año pasado, si mal no recuerdo. Está claro
que el asunto le enganchó a la vista de los resultados: y es que su tenacidad
investigadora es la que ha hecho posible esta exposición. Tras consultar el
catálogo de la Biblioteca Nacional supo de la existencia entre sus fondos, de
tres cajas de fotografías bajo el título: “Cangas de Onís (Asturias). El pueblo
destruido (Cajas I, II y III) En total 124 instantáneas tomadas los días 11 y
12 de octubre de 1937 por algún fotógrafo del Servicio de Prensa y Propaganda
del bando franquista.
Con esos datos, nadie se hubiera resistido y este joven
historiador cangués se plantó en Madrid a consultar esas fotos de las que ahora
se exponen medio centenar de ellas, muchas de ellas. Que este exposición haya
conseguido ser una realidad es algo que hay que agradecer tanto al propio
esfuerzo investigador de su organizador y promotor, Alejandro Fernández, como
al apoyo recibido desde el Ayuntamiento de Cangas de Onís que financió la
adquisición y la reproducción de las
fotografías originales de la Biblioteca Nacional.
Varias de las fotos expuestas. FOTO: J. CASO |
Las fotos
expuestas dan cuenta del grado de devastación sufrido por la capital canguesa,
que tal y como explica Alejandro
Fernández fue bombardeada “al menos en cuatro ocasiones, los días 6 y 15 de
septiembre y, también, 6 y 9 de octubre”. Unos bombardeos reconocidos por “los
propios partes de guerra de la Legión Cóndor”, añade Fernández en alusión a la
unidad militar que Hitler envió a España en apoyo del bando sublevado. Un
recorrido por la exposición permite comprobar los daños sufridos en algunos
puntos concretos de la capital canguesa: en la zona del mercau, donde el
Palaciu Pintu quedó destruido por completo, así como varias casas en la calle
San Pelayo. Otros edificios que también sufrieron daños fueron el propio
ayuntamiento, la estación del tranvía a Covadonga y el inmueble del desaparecido
Hotel Santa Cruz, en la esquina situada junto al ayuntamiento en el lugar que
ocupa el edificio del Banco Sabadell.
Un visitante contempla una de las fotos. FOTO: J. G. CASO |
Cuando se
cumplen ocho décadas de aquel suceso, Alejandro Fernández explica que, a día de
hoy, “nadie duda ya de que la versión más veraz es la del bombardeo”, comenta
en alusión al cruce de acusaciones que los dos bandos habían mantenido en plena
Guerra Civil. Mientras el bando franquista, añade este historiador,
responsabilizaba de la destrucción de Cangas de Onís a “las hordas marxistas,
que en su retirada arrasan con todo, practicando una política de tierra quemada”,
desde el bando republicano se aseguraba lo contrario. La responsable de la
destrucción había sido la Legión Cóndor que, apunta Fernández, “bombardea
Cangas de Onís y comete el mismo crimen que en Gernica”.
En su artículo
“A 80 años vista”, incluido en el tríptico de la exposición, Alejandro
Fernández ofrece algunos datos relativos al número de edificios destruidos y
asegura que varían en función de las fuentes consultadas. “Desde los 52 edificios
derruidos en Cangas y las 9 casas en Corao,
como propone Fernando Fernández Rosete, a los 100 que determina la Causa
General”.
Militares franquistas, en la Avenida Covadonga. Reproducción JGC |
Las propias
tropas franquistas, como se puede ver en una de las fotografías expuestas,
desfilaron entre ruinas por la Avenida de Covadonga. El grado de destrucción
sufrido por la capital canguesa fue tal, que tal y como explica Fernández en su
artículo “el 14 de julio de 1943 Cangas de Onís es adoptada por el Caudillo”, comenta en alusión a la reconstrucción
llevada a cabo por el Servicio de Regiones Devastadas, un órgano creado por el
bando franquista en 1938 y que, una vez acabada la Guerra Civil “adoptó a las poblaciones en las que la
destrucción había afectado a casi la totalidad de los bienes de uso público y
de los destinados a servicios en la localidad”. El requisito para esa adopción,
tal y como tuvo que haber pasado en el caso de Cangas era que, detalla
Fernández, “la destrucción afectase al 75% del lugar”.
Un buen número
de las fotografías ha sido posible localizarlas e identificarlas, pero hay
algunas que exigen un mayor esfuerzo. Tal y como comentó Alejandro Fernández
durante el acto inaugural, en el que ejerció como guía en un recorrido por la
exposición, cualquier ayuda a la hora de identificar los lugares fotografiados
o incluso a algunos de los personajes que aparecen en varias de las
instantáneas será “bienvenida”. No queda más que animar a visitar esta
exposición que nos transmite las terribles consecuencias de la guerra, unos
hechos que, como me comentaba el comisario de la exposición” siempre conviene
recordar y conocer para evitar que puedan volver a repetirse”. Gracias
Alejandro por este regalo para todos los cangueses y en particular para
aquellos que, sean de donde sean, aman la fotografía histórica.