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martes, 5 de marzo de 2013

Una nueva etapa para el queso de los Beyos


Una nueva etapa para el queso de Los Beyos

Un lote de quesos de Los Beyos, durante uno de los certámenes celebrados en Amieva. FOTO: JAVIER G. CASO








Venta de queso de los Beyos en San Juan de Beleño, durante un certamen. FOTO: JAVIER G. CASO

El reconocimiento por parte de la Unión Europea de la Indicación Geográfica Protegida para esta variedad quesera debe servir para aparcar viejas polémicas y afianzar la producción en beneficio de la comarca del Alto Sella y  los vecinos de Amieva, Ponga y Sajambre




JAVIER G. CASO

Los concejos del Alto Sella están de enhorabuena. Bruselas acaba de reconocer la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Queso de los Beyos. Su publicación en el Diario Oficial de la Unión Europea (UE) pone fin a unos trámites iniciados por el Principado de Asturias en 2009 y a los que siguió la concesión de la IGP, con carácter provisional, por parte del Gobierno de España.
 Ahora bien. ¿Qué significa este reconocimiento? Desde luego quien piense en un objetivo cumplido, en una meta y nada más, se equivoca de plano. Para nada. La obtención definitiva de la IGP tiene que servir para mucho más. Ha de ser el inicio de una nueva etapa en la que se ponga fin, de una vez por todas, a las situaciones cuando menos surrealistas que se han vivido en los últimos años, protagonizadas siempre por políticos que han pretendido erigirse en los salvadores del queso de los Beyos, cuando los verdaderos artífices de que esta variedad quesera haya conseguido el reconocimiento de la Unión Europea, no han sido otros que los queseros.
Ha llegado el momento de que este pequeño gran queso se vea ajeno a polémicas estériles que solo han servido para poner en entredicho, sin conseguirlo desde luego, todo hay que decirlo, un producto gastronómico del máximo nivel. Hay que dejarse de localismos. Toca trabajar unidos ya. Este es el mensaje que han de tener bien claro los responsables municipales de Amieva, Sajambre y, sobre todo Ponga.
Como primer paso, y más en tiempos de crisis en los que hay que mirar por cada euro que se gaste desde las administraciones públicas, estaría bien que los estos tres ayuntamientos se pusieran de acuerdo y, en vez de hacer cada uno la guerra por su cuenta, se decidieran a organizar un único certamen anual del queso de los Beyos que tuviera carácter rotatorio y se celebrara se forma sucesiva cada año en uno de los tres concejos del Alto Sella. Se ahorraría dinero y, sobre todo, se contribuiría a promocionar desde un punto de vista turístico tanto el queso de los Beyos como los paisajes de Ponga, Sajambre y Amieva.
 También estaría bien que nadie vuelva a reclamar demagógicamente una Denominación de Origen Protegida (DOP) para el queso de los Beyos, una marca de calidad que exige que tanto el producto alimenticio que ampara, como la materia prima con la que se elabora, estén vinculados a un mismo territorio. En la actualidad eso no es posible y las cosas no tienen visos de cambiar. Sencillamente porque en estos tres concejos no existe cuota láctea suficiente. Es más, tal y como se recoge en el estudio "Las explotaciones ganaderas en Asturias 2011", editado por SADEI, y que se puede consultar en la página web www.sadei.com, la cuota láctea de Amieva y Ponga es de cero litros. La situación en Sajambre es idéntica. Y sin  leche autóctona, no hay DOP que valga.
 De ahí que en su día, tanto los elaboradores como el Principado y los responsables municipales, decidieran apostar por la IGP. Era la única marca de calidad protegida susceptible de obtener para que el queso de los Beyos, un producto vinculado a un territorio concreto, el Alto Sella, pero susceptible de ser elaborado con materia prima procedente de fuera de ese ámbito geográfico. Una vez obtenido ese reconocimiento, toca trabajar sin mirar atrás. Ojalá la IGP sirva para que los elaboradores actuales produzcan más y mejor queso de los Beyos, para que se abran nuevas queserías en Amieva, Ponga y Sajambre y para que reabran alguna de las que cerraron sus puertas estos últimos años. El Alto Sella tiene una joya gastronómica de primera calidad en esta variedad quesera. Y toca sacarle el máximo rendimiento posible.


viernes, 1 de marzo de 2013

Entrevista a Ramón Prada Blanco

“El que ahora haga música más experimental no excluye ningún tipo de inspiración”

 

Ramón Prada Blanco. Compositor. Acaba de estrenar "Trinity", su último trabajo

Ramón Prada, apoyado en un piano, momentos antes de uno de sus conciertos. FOTO: JAVIER G. CASO




 Vídeo de Trinity

Javier G. Caso



El compositor cangués Ramón Prada Blanco presentó hace dos semanas en Barcelona su último trabajo: Trinity, en el que ha trabajado junto a Óscar Sol e Iris Heitzinger. El estreno tuvo lugar en el marco del Festival Imagen, Danza y Nuevos Medios 2013, el IDN 2013, desarrollado entre los días 14 al 23 de febrero en el Mercat de les Flors de la Ciudad Condal. En esta entrevista El Auseva Digital, Ramón Prada desgrana las claves de Trinity, proyecto que combina movimiento, sonido e imagen. 


Acaba de estrenar Trinity. ¿Cómo surge este proyecto?

En octubre de 2012 el artista visual y programador Óscar Sol se pone en contacto conmigo para proponerme el proyecto. No nos conocíamos previamente, pero él sí conoce mi música y entiende que encajaría muy bien en un proyecto que todavía estaba en fase germinal. Al principio nos asusta un poco la idea de trabajar a distancia en algo tan especial y que requiere una perfecta sincronía entre música, visuales y danza, pero con largas charlas y reuniones telefónicas y a través del mail vamos poco a poco diseñando la pieza. Contamos además con la bailarina y performer austríaca Iris Heitzinger (Miss Luiss Twister), que es el eslabón final para que la pieza cobre vida sobre el escenario y que ha conseguido una coreografía perfecta que hace que la obra sea redonda en todos los sentidos.

¿Cómo se puede definir Trinity?

Trinity es una pieza muy especial porque representa una especie de arte total de nuestro tiempo: interactividad, visuales generados en tiempo real que reaccionan a los movimientos de la bailarina, música electrónica que sincroniza con la danza y la imagen generada y que también reacciona y se modifica con el movimiento. Los tres elementos (música, visuales, movimiento) interactúan constantemente en un proceso de ida y vuelta constante. El suelo del escenario es una gran pantalla de proyección sobre la que se representa la pieza y donde se generan imágenes abstractas que interactúan con la bailarina.
 El resultado estético general, siempre en blanco y negro, es de una gran plasticidad y belleza. La reacción del público en las dos funciones del estreno es absolutamente positiva, y se acaba con la sensación de estar asistiendo a algo un poco 'mágico', aún tratándose de una pieza contemporánea y experimental.
Hemos conseguido, creo, una comunión perfecta entre todas las partes que conforman la obra.

¿Tienen pensado traerlo a Asturias su estreno en tierras catalanas?

El recorrido de este tipo de creaciones es limitado, pero hay varios contactos para empezar a moverlo, tanto en España como, sobre todo, fuera. En Asturias espero que pueda verse el año que viene dentro del LEV Festival de Gijón, pero es pronto para hablar de fechas concretas.

En su ya larga trayectoria musical se percibe una evidente evolución desde la música clásica a la, no sé si podría calificarse así, música experimental. ¿Está de acuerdo en esta afirmación?

Si. La evolución en cualquier creador es, creo, obligada. Al principio, cuando vi que el cambio iba a ser muy radical respecto a lo que venía haciendo, busqué un alias para los proyectos más alternativos, como si tuviera una doble personalidad musical. Y me llamé 'Vittus'. Curiosamente, ahora hago más cosas como Vittus que como Ramón Prada...
En mi caso, esa evolución de la que hablo se produce de forma natural y me ha llevado a hacer una música que utiliza los nuevos medios electrónicos como un elemento más a la hora de componer la música. Además, me interesa mucho la representación visual de lo que suena, por eso mis últimos proyectos están siempre asociados a lo visual (y con Trinity, además, a lo corporal). 
Utilizo instrumentos acústicos, pero pasados por el filtro de la electrónica para buscar sonoridades y sensaciones únicas y muy personales. Ahora, además, tengo el control total de todo lo que quiero que suene y de cómo tiene que sonar exactamente y puedo añadir un factor de improvisación que hace que las obras no suenen siempre igual y que se adapten a cada momento.
En este momento, después de haber hecho grandes proyectos con orquestas y agrupaciones más 'clásicas', me encuentro más a gusto componiendo este tipo de obras.

En 2008 pudimos asistir al estreno de MUMS en la Casa Municipal de Cultura de Cangas de Onís. ¿Este proyecto fue su incursión en el campo de esa música experimental?

El primer paso en esta dirección fue la versión de Keltiké para la expo de Zaragoza, pero MUMS constituyó una obra decisiva para llegar a lo que hago ahora. MUMS fue un encargo del Ayuntamiento de Cangas en el que, por primera vez, tuve absoluta libertad creadora e hice lo que hacía tiempo que quería hacer: mezclando electrónica con folclore, con un piano de cola, con una viola, con vídeo, con imagen generada, con las proyecciones en telas..., presentando un concierto 'teatral' donde se pudieran vivir nuevas sensaciones a partir de la música. También había grabaciones de campo, sonidos muy variados de Cangas, la gente... Todo eso generó una obra muy especial para mí, por muchos motivos, que marcó un cambio en mi manera de componer y de trabajar con  la música, pensando en un resultado global multimedia. Sin ninguna duda pondría a MUMS como una de mis mejores piezas, y me gustaría mucho poder volver a repetirla. Luego vino Keltikhé 2.0 y los conciertos en Shanghai, el concierto en el LEV Festival con los visuales del londinense Paul Prudence... Y ahora Trinity, a la que considero una de mis obras colaborativas más importante.

¿Cómo se define como músico?

Ecléctico y abierto, un artesano del sonido...

¿En qué trabaja en estos momentos?

Estoy con un nuevo proyecto, esta vez en solitario, pero que también puede generar a posteriori alguna colaboración visual o de danza. Constará de tres partes (lo planteo como un tríptico) y se titulará 'post_clavichord'. Primero haré una serie de grabaciones en una clavicordio (copia de un instrumento del siglo XVIII) y luego las pasaré por todo tipo de aparatos y modificaciones electrónicas para buscar nuevas sonoridades y ambientes especiales. Un instrumento de casi 300 años que irá de la mano con los últimos efectos electrónicos. Otra vez pasado y presente de la mano... Y también está pendiente el estreno de una película de Pablo Fernández-Vilalta con música mía...

¿Qué fue de aquel proyecto para componer una ópera junto al escritor Pedro de Silva?

Todavía hace poco estuvimos los dos hablando largamente sobre el proyecto... Queremos hacerlo, pero este tipo de proyectos van lentos y hay que tener en cuenta muchos factores. El libreto me gusta mucho y creo que, si algún día hago una ópera, será con este texto. Pero tengo claro que será una ópera de nuestro tiempo, donde lo audiovisual tenga un papel importante, y buscando un lenguaje que pueda llevar con solvencia la historia que cuenta el libreto. Lo que quiero hacer ya lo tengo, más o menos, en la cabeza, pero el cuándo no puedo aventurarlo...

¿Ha abandonado para siempre la música celta o tradicional como fuente de inspiración de sus obras?

El que ahora haga música más experimental no excluye ningún tipo de inspiración. Ahora mismo no entra en mis planes hacer nada parecido a las cosas claramente 'celtas' que hacía al principio, pero, por ejemplo, el proyecto que voy a comenzar, aunque termine siendo otra obra experimental, se inspira como punto de partida en sonoridades y formas de la música renacentista y barroca. Y la ópera prevista tiene como protagonista a un rey asturiano, así que, en cierto modo, creo que algún día volveré a los inicios pero cambiando de lenguaje y de estética...

Usted compagina la composición musical con su labor como profesor. ¿Qué le aporta la docencia a su trabajo como músico?

La docencia en un instituto no aporta nada a lo que después hago como compositor. Más bien es al revés: utilizo mis conocimientos y experiencias desde dentro de la música para intentar trasmitirla a los alumnos. 


 Ramón Prada en Twitter: @ramon_prada
 

 



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