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domingo, 16 de febrero de 2014

La escuela de Corao Castiellu: lo primero salvarla, luego ya la catalogaremos


Adosada a la capilla del Santo Ángel de esta localidad canguesa, el inmueble corre el riesgo de venirse abajo antes de que concluyan los trámites para su inclusión en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias

Vista lateral del aula, con los pupitres en primer término. FOTO: J. CASO

Por Javier G. Caso

Descubrí de forma casual la vieja escuela de Corao Castiellu hace ya algunos años y me llamó la atención desde aquella primera vez. Se trata de un edificio original. Por un lado capilla, por el otro una escuelina.  A través de sus ventanas, que aún tenían cristales, lo que pude contemplar era una escuela de otra época, con todo lo suyo: la mesa del maestro, los pupitres, un gran mapa de España y otro de Asturias, un armario con libros y estantes con material escolar... ¡Ah! Y para completar la escena, un crucifijo, un cuadro de la Inmaculada Concepción y hasta un retrato de Franco en blanco y negro, todo un reflejo de aquel régimen. Disfrutar de todo aquello fue una especie de viaje en el tiempo al que sólo le faltó que, de repente, mientras miraba por la ventana, aparecieran los críos que allí estudiaban junto a su maestro o maestra y comenzara la clase. Hace poco volví. En esta ocasión a tiro hecho. ¿El motivo? Que la comisión de Patrimonio del Principado de Asturias acaba de iniciar los trámites para incluir esta escuela canguesa, y otras 119 de toda la región, en el Inventario Cultural de Asturias. Pero las cosas han cambiado.

Otro aspecto del aula. FOTO: J. CASO

 En estos momentos, y tras muchos años de abandono, el edificio presenta un estado de conservación lamentable y amenaza ruina inminente. Sobre el tejado, que hará treinta años que no se reteja según el testimonio de algún vecino, crecen varios árboles y los aleros de madera apenas se sujetan. Para acceder al interior, casi no hace falta que nadie te abra la puerta. Una de las ventanas está completamente rota, por lo que es fácil colarse dentro. En el resto de las ventanas faltan la mayoría de los cristales y en una de ellas, una enorme grieta da cuenta de que a mucho no tardar el cargadero de la ventana se vendrá abajo.

Desde la escuela se accede a la capilla. FOTO: J. CASO
 Una vez dentro, y acompañados de María Ángeles Prieto, Tita, la vecina que custodia la llave de la escuela, pudimos constatar el desastre que ya intuíamos a tenor del mal estado de la techumbre. Cuando llueve el agua cae a sus anchas por las paredes interiores de la escuela como demuestran las manchas de verdín. Y en una esquina una enorme grieta amenaza con cortar en dos una de las paredes de la escuela. La huella de la humedad también se deja ver sobre el suelo de madera dónde crece hasta mofu (musgo). Además hay varias tablas rotas tras pudrirse la madera. ¡Qué pena! Lo que tenía ante mi era un edificio que necesita una intervención. Y urgente. En la escuela de Corao Castiellu, como mínimo, hay que reparar el tejado para evitar que se venga abajo. Y eso hay que hacerlo sin dilación, sin esperar a que concluyan los trámites para incluirla en el Inventario Cultural de Asturias. No valen excusas. De lo contrario, cuando llegue ese momento, lo que único que podrá inventariarse serán las ruinas de una escuela rural con una larguísima historia que se remonta al siglo XVIII.

Material escolar que aún sigue en su sitio. FOTO: J. CASO


        
Armario.
Libro de matrícula.
Fue un 15 de enero de 1760, según consta en la escritura fundacional, cuando Francisco de Soto y Sobrecueva fundó la escuela de Corao Castiellu. Para ello nombró patronos a sus vecinos y les dejó varias fincas a censo para que las alquilaran y poder así sufragar el sueldo del maestro. Según los datos que me ha facilitado Francisco Pantín aquella era una escuela “para aprender a leer, escribir y contar”. Aquella escuela ocupó el pórtico de la capilla del Santo Ángel de Corao Castiellu. Esa es la estampa que nos muestra un dibujo de 1901 realizado por Leandro Llanos y que mostraron en Corao. De esta forma el edificio escolar y el religioso quedaron unidos. Tan sólo los separa un falso tabique de madera que hace las veces de puerta de doble hoja:    Para acceder a la capilla, en la que se venera a San Antón Abad, hay que hacerlo desde la escuela. Pero en esta localidad canguesa ya hace como dos años que, cuando llega el 17 de enero, ya no se celebra la festividad de San Antón. No hay misa en la capilla.  Los vecinos tienen miedo a sufrir algún accidente si les da por entrar en su desvencijada escuela de paso para misa.



Exterior de la escuela de Corao Castiellu. FOTO: J. CASO

 La de Corao Castiellu fue la primera escuela del concejo de Cangas de Onís y, por tanto, también de la parroquia de Abamia. En ella estudiaron sus primeras letras personajes como el librero Antonio Miyar, el maestro relojero Basilio Sobrecueva o el indiano Eduardo Llanos. Por el testimonio de Alfonso Puerta, un vecino de Corao Castiellu de 89 años y que vive justo al lado, sabemos que en los años 30 del siglo pasado, antes de que estallara la Guerra Civil, en esa escuela había 27 críos. Todos ellos aparecen en una foto que nos muestra Alfonso, uno más entre aquel grupo de escolares calzados con madreñas y que posaron para la posteridad acompañados de Gregorio, su maestro, quien años después, y como otros muchos maestros, moría fusilado por el bando franquista durante la Guerra Civil.

Exterior de la capilla a la que se adosó la escuela. FOTO: CASO


 Respecto a la evolución de la matrícula en esta escuela rural, algunos documentos constatan que durante el curso 1964-1965, en Corao Castiellu estudiaban 20 alumnos. Y en 1972, más o menos cuando cerró sus puertas, en esta escuela canguesa cursaban sus estudios cuatro niños. Es verdad que hace ya muchos años que el edificio dejó de utilizarse como centro escolar. Pero eso no justifica que se pueda venir abajo sin que nadie ponga remedio. Y menos cuando da la impresión de  que alguien, desde luego sin haberla visitado antes para constatar su ruina, ha iniciado el papeleo para incluirla en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias. Veremos a ver lo que queda de este inmueble para cuando llegue ese momento. Si para entonces está en el suelo, sería tan lamentable como absurdo que la escuela de Corao Castiellu recibiera ese homenaje póstumo. Ojalá que eso no suceda.


 

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