Cangas de Onís dice adiós a Ramón Prada, uno de sus vecinos más queridos
Ramón A. Prada, en 2006, cuando recibió el título de Hijo Predilecto de Cangas de Onís. A su lado, el entonces alcalde, Alfredo García. FOTO: J. G. CASO |
Por Javier G. Caso
Será este mediodía
cuando Cangas de Onís se disponga a despedir a uno de sus vecinos
más queridos: Don Ramón Aniceto Prada Vicente. Nacido en la capital
canguesa en 1930, el próximo mes de diciembre hubiera cumplido 84
años y se va tras toda una vida dedicada a la promoción de la
música coral, sin duda su gran pasión. Han sido varias las
generaciones de cangueses y canguesas que formaron parte de los
sucesivos coros infantiles que Don Ramón formó a lo largo de su
larga trayectoria docente, primero en Villanueva y después en Cangas
de Onís, en el Colegio Público Vázquez de Mella. Pero sin duda
alguna, y como él mismo comentaba entre risas, Don Ramón Prada
pasará a la historia como el director de coro más veterano que se
recuerde al frente de una misma formación: la Masa Coral Peña
Santa, que él mismo fundó en la década de los cincuenta del siglo
pasado, que años después pasa a denominarse Coro Mixto Peña Santa
como lo conocemos en la actualidad y del que Prada fue su primer y
único director; un coro que en algunos momentos llegó a estar
integrado por 70 voces. Casi nada.
Ramón A. Prada, con el Coro Peña Santa, durante uno de sus conciertos. FOTO: J. CASO |
Casado con Emilina
Blanco, y padre de cuatro hijos: Ramón, Juan, Emilio y Blanca; puede
afirmarse sin exagerar que Coro Peña Santa era el quinto hijo de Don
Ramón Prada. O su segunda familia. Una gran familia. Horas después
de que se hiciera público su fallecimiento, ocurrido este miércoles
en Oviedo, muchos de los integrantes del coro no podían reprimir sus
lágrimas y se emocionaban recordando al que, durante tantos años,
fue su director. Era su líder y su amigo. Y pasará un tiempo hasta
que logren reponerse de su ausencia. Pero para este mediodía ya han
prometido que por mucho que les embargue la emoción, van a
desenredar el nudo que todos tienen en la garganta desde que supieron
de la muerte de Don Ramón y van a cantar para él en su funeral.
Será su último adiós. A más de uno le correrán las lágrimas por
las mejillas, y a lo mejor no les sale todo lo bien que desearían,
pero no tengo dudas de que, ese funeral cantado por el Coro Peña
Santa, será algo inolvidable. Porque van a cantar con el corazón. Y
así no hay quien falle.
Prada, con el Coro Peña Santa, en un concierto en la Casa de Cultura de Cangas de Onís. FOTO: J. CASO |
Se nos va una persona que
cantó misas y funerales en innumerables ocasiones. Que tocó el
órgano de la iglesia de Santa María ni sabe cuántas veces; una
persona que no sabía decir que no a nada y que, de forma
desinteresada, colaboró con todo lo que se le puso por delante en
Cangas de Onís. Fueron varias las generaciones de cangueses, entre
ellas la mía, que tuvieron oportunidad de ser sus alumnos en el
Colegio Vázquez de Mella donde dio clases de Lengua, de Dibujo y de
Pre-tecnología, entre otras materias. Personaje inquieto, de
curiosidad insaciable, hiperactivo me atrevería a decir, Don Ramón
era de los que siempre llevaba de todo en los bolsillos de su
americana: papel, bolis, lápices, destornilladores.... Hasta algún
trasto singular. En Cangas debió ser de los primeros en portar un
reloj digital, con calculadora y hasta con radio. De los primeros que
tuvo de esas calculadoras científicas y hasta ordenador. Fue un
apasionado de la electrónica, de la informática. También le
gustaba viajar y durante décadas Don Ramón, junto a su mujer
Emilina, eran algunos de los maestros que acompañaron a los alumnos
y alumnas de octavo curso de EGB del Vázquez de Mella en aquel
clásico viaje de estudios, siempre con destino a Madrid. Aunque creo
que hubo años que también incluyó Toledo. Por toda España viajó
también Don Ramón al frente de su Coro Peña Santa y en los últimos
años participó en varios de los viajes organizados por el Club
Cangas de Onís Atletismo hasta ciudades como Lisboa o París donde
iban a competir los atletas locales. Siempre pertrechado por su
cámara fotográfica, al regreso de cada viaje, y a modo de recuerdo,
Don Ramón solía entregar a quienes lo habían acompañado en
aquellas expediciones un CD con fotos y una crónica del viaje. Y es que a lo largo de su
vida Prada escribió, y mucho. Sobre Cangas de Onís y los cangueses.
Fue durante décadas corresponsal del diario La Nueva España y año
tras año colaboró con innumerables artículos para la revista de
las fiestas de San Antonio: en prosa, en verso. Tanto en castellano
como en asturiano. Tienen que ser cientos los textos que habrá
escrito Don Ramón. Muchos firmados como Ramón A. Prada. Muchos
otros con seudónimo, como Nin del Buxu, además de algún otro que
no recuerdo.
Ramón A. Prada, dirigiendo un coro infantil, en un concierto de Villancicos en Villanueva. FOTO: J. CASO |
Desde luego era único.
Don Ramón era capaz de escribir sobre la marcha y componer en un
tris el himno de un club local o una canción dedicada a algún
rincón de Cangas, como hizo en más de una ocasión dejando a todo
el mundo con la boca abierta. Así era él. Genio y figura. Uno de
los momentos más esperados del año era cuando llegaba el acto del
pregón de las Fiestas de San Antoniu, de las que por supuesto fue
pregonero en alguna ocasión. A esa cita nunca han faltado ni el
Coro Peña Santa ni su director. Contemplar a Don Ramón dirigirlo
era un espectáculo impagable, lo mismo que cuando, entre canción y
canción, se dirigía al público al que siempre hacía reír con sus
improvisados comentarios. Y es que su espontaneidad era otra de sus
muchas cualidades. Todavía ocurrió este pasado mes de diciembre.
Cuando iba a concluir el acto de entrega de los primeros premios
Sifón de Oro en el salón de actos del ayuntamiento, Don Ramón
Prada no dudó en levantar una mano ( en la otra debía llevar la
cámara de fotos) Y tras pedirle permiso al alcalde para hablar, en
un momento genial de los suyos, reclamó que el consistorio cangués
le concediera a Luis Salcines el título de Hijo Predilecto de Cangas
de Onís.
Don Ramón, dirigiendo un multitudinario coro desde el balcón del antiguo internado durante la celebración, en 2003, del Día Coral. FOTO: J. CASO |
Don Ramón, el año que leyó el Pregón de San Antoniu. FOTO: J. CASO |
Y eso lo hizo alguien
como Don Ramón Prada a quien, en 2006, el Excelentísimo
Ayuntamiento de Cangas de Onís nombró por unanimidad de todos los
grupos municipales Hijo Predilecto del concejo cangués. Además, y
en la misma sesión plenaria, la corporación decidió darle su
nombre a una céntrica calle de Cangas de Onís, la misma en la que
desde hace décadas residía Don Ramón y su familia, algo que
siempre comentaba orgulloso. Hará poco más de una semana que lo vi
por última vez paseando por La Plaza acompañado de Emilina. Después
de lo bien que se había recuperado de la operación de corazón a la
que se había sometido en febrero, ahora se le veía mucho más
débil, más gastadín; pero ni por asomo como para esperar un
fallecimiento que todos los cangueses ha cogido por sorpresa. Con la
muerte de Don Ramón se ha apagado la voz de un cangués irrepetible;
pero a buen seguro que a estas horas, allá arriba en el Cielo, ya
estará haciendo de las suyas. Igual hasta ya ha reunido a algún
grupo de ángeles, ha formado un coro y ya ensaya con ellos “Como
la flor” o “Axuntábense”. Hasta siempre, Maestro. Y ojalá
nunca se apague en Cangas de Onís la llama de la música polifónica que él siempre mantuvo viva.
Sería el mejor homenaje que se pueda hacer a la memoria de Ramón A.
Prada Vicente.