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martes, 22 de octubre de 2013

Los pueblos beyuscos

El último vecino de Biamón

Mariano Hortal es el único habitante de esta aldea de Los Beyos, en Ponga, a la que decidió regresar tras su jubilación

Vista general de la aldea de Biamón. FOTO: JAVIER G. CASO


De regreso a Biamón tras mucho tiempo. La última vez fue para publicar en las páginas de La Voz de Asturias un reportaje sobre Lolo Hortal, un vecino de ochenta años que pasaba allí los vecinos junto a su esposa y uno de sus cuatro hijos. Eran, aunque solo fuera por el verano, los únicos tres habitantes de esta aldea de Los Beyos, en Ponga. Hace unos días regresé. Y estuve con el único habitante de Biamón, Mariano Hortal, hijo de Lolo, para más señas. Tras toda una vida trabajando en Gijón, optó por regresar al lugar en el que nació hace sesenta años. Tomó la decisión hace año y medio y, salvo unos pocos días al mes que pasa en Gijón, el resto del tiempo está en Biamón. Solo. Pero no se aburre. Atiende un pequeño rebaño de cabras, cuida de un pequeño huerto o limpia los alrededores de su casa dónde aún quedan restos del argayu que en febrero de 2011 casi se lleva su casa y que causó importantes destrozos en el pueblo.
 Cuando llegue el invierno, la de Mariano Hortal será la única chimenea que humee en Biamón, el único indicio de que hay vida en esta aldea, cuyo caserío es una ruina total. Y qué decir de los hórreos. Mariano conoció cuatro, todos ellos con cubierta a dos aguas, de los conocidos como hórreos beyuscos. Ahora solo se mantiene en pie el horru de Moisés.
Por Biamón pasa la Senda del Carteru que parte de la carretera del Pontón. Y eso atrae a montañeros. Como los que el otru día le preguntaron a Mariano por un paisano que habían conocido hace años en el pueblu y que, según les contó, había hecho la mili con el famoso Bernabé, el fugau.
-Pues esi paisano era mi padre. Les contestó Mariano a los montañeros antes de que estos continuaran su camino. Iban para la collada de Nochendi.
Tras atender a los montañeros, seguimos de charla con Mariano que nos contó cómo era aquel Biamón que él conoció de críu. Con varias casas habitadas por familias numerosas de las de antes. Dónde algunos matrimonios criaron hasta...una quincena de hijos. ¡Qué tiempos! Ahora la única casa habitable y habitada es la de Mariano Hortal: el último vecino de Biamón. 

lunes, 21 de octubre de 2013

Curiosidades de Covadonga

La imagen más insólita del pozón

 La limpieza del estanque de la Santa Cueva y la retirada de las monedas que allí lanzan los peregrinos sorprenden a los turistas que días atrás visitaban el Real Sitio de Covadonga

 

El pozón de Covadonga, sin agua, días atrás. FOTO: JAVIER G. CASO








Un momento de los trabajos de limpieza. FOTO: JAVIER G. CASO
  Atónitos se quedaban días atrás los turistas y peregrinos que visitaban Covadonga con la imagen que puede verse sobre estas líneas, la de un pozón vacío, casi sin agua, y en el que cuatro operarios trabajaban con picos, palas, una manguera y un tamiz. Algunos se preguntarán, pero...¿qué hacían allía? Pues limpiar y drenar el pozón, retirar el barro y la arena allí acumulada y de paso retirar las monedas lanzadas por muchas de las personas que visitan el santuario a modo de ofrenda a la Santina. Tan insólita estampa no se contemplaba desde hacía seis años, lo que explica la sorpresa de los visitantes. Fue en 2007 cuando se realizó otra limpieza similar. Como entonces, ahora también se aprovechó el bajo caudal del río Las Mestas, que bajaba casi seco la semana pasada, para realizar este trabajo que, además, exige vaciar el pozón abriendo las compuertas existentes bajo la explanada y que contribuyen a retener al agua bajo la Cueva.

Si una cosa quedó clara es que a los turistas ver el pozón vacío no les gustaba; preferían verlo como en anteriores visitas, cubierto de ese agua verdosa bajo la que se ven brillar las monedas que ahora, para su sorpresa, se retiraban. Y de inmediato lanzaban una pregunta al aire. ¿Y ese dinero para dónde va? Por lo que explicaron los responsables del santuario se destina a obras sociales y a mejoras en Covadonga. Desde luego el primero de los destinos es el mejor posible y el segundo tampoco está mal si tenemos en cuenta las carencias, desperfectos y deterioros que padece el Real Sitio; unos problemas que han de solucionarse lo antes posible por el bien de un lugar que es todo un emblema para Asturias, amén de un recurso turístico de primer orden. Pero claro, hará falta mucho más dinero que el que estos días se ha recuperado del pozón. Y eso exige la implicación presupuestaria de todas las administraciones públicas. De todas.